-
Riki...maru – al escuchar esas últimas palabras de su ahora novio,
lo habían dejado totalmente sin habla – yo también te quiero, y
no deseo que te vayas de mi lado – volviendo a poner los ojos
cristalinos por las lagrimas, y siguiendo aquel impulso de abrazar a
su chico.
- Entonces, ya esta todo solucionado entre nosotros,
ya podemos considerarnos novios? - le preguntó, separándose de él
con una sonrisa y poder ver la cara del rubio, sonrojado al
pronunciar la respuesta.
- Creo que...sí – dijo avergonzado
e inseguro de si mismo por toda la situación vivida.
- Como
que crees? - le preguntó sin poder aguantar la risa al escuchar tal
respuesta por todo ese nerviosismo que mostraba.
- Bueno...por
mi sí...quiero ser tu...eso - le dijo vocalizando rápido la última
palabra.
- Como que “ eso “?, a que te refieres con “
eso “? - le dijo, mirándolo atentamente no por que se hubiera
sentido humillado porque su amigo se refiriera a él como “ eso “,
sino porque sabía muy bien que aquella situación ponía muy
nervioso a Dan, y podía confirmarlo con solo escuchar su respiración
acelerada y observar el temblor leve de sus manos.
- Ya sabes
a lo que me refiero, crees que me referiría a otra cosa con “ eso
“, después de haberte contado toda mi vida personal – agachando
la mirada al ser incapaz de pronunciar aquella bendita palabra,
mirando a la vez a Rikimaru.
- Sé a que palabra te refieres,
pero quiero que me la digas, como tu has dicho me has contado tu vida
personal hace un momento, a que viene tanta vergüenza ahora?...y
mírame a la cara que no creo que sea tan feo – alzando la cabeza
de su chico por la barbilla y mostrando una sonrisa en el rostro –
de acuerdo, la palabra es novio o pareja, pero si quiero que me
contestes a otra pregunta con sí o no, esta bien?
Dan hizo
un movimiento afirmativo con la cabeza, aún si estar seguro de que
pudiera cumplir su promesa ya que le costaba mucho por la timidez
reconocer delante de Rikimaru, que éste le gustaba.
- Esta
bien – le dijo de repente decidido, si tu me contestas a otra
luego.
- Como quieras – sonriendo a Dan, al escuchar su
petición – bien, como aún no a salido de tu boca que seamos
novios, te lo pediré de otra forma para sellar nuestra relación –
al parar y ver que Dan no tenía nada que decir y lo escuchaba con
atención decidió continuar – antes no has dejado que te besara,
puedo besarte, ahora?
- Sí, claro que puedes –
sorprendiendo a Rikimaru por una respuesta tan rápida y decidida,
como si los nervios lo hubieran abandonado completamente.
Dan
al percibir esa sorpresa de parte de su amigo, sonrió. Lo que no
sabía Rikimaru, era que el motivo por el cual no había demostrado
nerviosismo alguno ante su pregunta el rubio, era porque éste tenia
una mucho más comprometedora.
A continuación Dan agarra de
detrás del cuello a Rikiamru y apoyándose con la otra mano encima
del cuádriceps para acercar sus labios y formar la relación con ese
beso tal y como había dicho el de pelo castaño, Rikimaru en vez de
ir a besar rápidamente a Dan se lo queda contemplando unos segundos,
observando detalladamente aquellos ojos cerrados y la postura de los
labios del rubio preparados para ser besados.
Rikimaru al
creer que ya lo había hecho esperar demasiado lo besa en los labios,
mientras le introduce la lengua dentro de la boca, provocando un
sonrojo a éste y a la vez una impotencia a poder parar, quedando a
merced de ese afrodisíaco beso. Las manos de Rikimaru acariciaban
las curvas de ambos lados de Dan, tocando aquella cálida piel,
mientras Dan le devuelve el trato a su compañero, siendo él esta
vez el que atrapa la lengua y la saborea con sus papilas gustativas.
Una de las manos del castaño agarró con fuerza el pelo de Dan,
haciendo mover la cabeza de éste a un lado para que los labios del
otro pudieran besar, saborear e incluso morder el cuello blanco de su
chico.
- Riki...maru – le dijo con una respiración profunda
y entrecortado – aún tengo que hacerte mi pregunta listo, no
corras tanto con tus perversiones – separándole de su cuello y
mirándolo a la cara con una sonrisa y un rostro de tramar algo.
-
Qué es exactamente lo que quieres saber? - mirando con cierta
desconfianza a esa sonrisa de su compañero.
- Bueno, he
podido comprobar ahora mismo como las otras veces que se te acelera
muy rápido el corazón apenas empezamos a besarnos, más hace un
momento atrás en la habitación he podido notar que cierta
entrepierna de alguien, – sonriendo al ver que conseguía lo que se
había propuesto, hacer sonrojar a Rikimaru – se vuelve digamos,
muy activa en tan solo un momento.
- Dan, cállate...idiota –
poniendo sus manos delante de la bragueta de su pantalón para que
Dan no pudiera ver nada, y sonrojándose más de lo que lo había
hecho en su vida – ¡ no te oigo !, ¡ Baka, baka, baka ! -
girándose sonrojado al otro lado para no ver al rubio y poniendo sus
manos en el oído como si de un pequeño se tratase.
Seguidamente
Dan lo besa en la mejilla, mientras le quita las manos de los oídos
con una sonrisa de satisfacción.
-
Bueno, estas es mi pregunta, Rikimaru...eres virgen a tus dieciséis
años? - pronunciando la pregunta muy lentamente palabra por palabra,
para que su amigo las pudiera captar todas muy claramente – pero
quiero que me lo digas mirándome a la cara.
- ¡ No te voy a
decir eso ! - le dijo sonrojado y nervioso al estar en una situación
tan molesta – e...eso...eso no se pregunta – realmente odiaba
admitir que así era, ya que tenia miedo de que Dan pudiera burlarse
de ello.
- Por qué no? - le dijo sonriente y extrañado por
esa reacción, ya que hasta ahora, prácticamente había sido el que
había insistido en la relación y él siempre era el primero en que
quería besarle todo el rato, entonces...a que venia esa reacción,
ahora? - lo voy a saber de todos modos en nuestra primera relación –
sorprendiéndose a la reacción de su compañero al ver que ponía
cara de preocupación y tristeza, aunque quisiera ocultarlo con la
mirada perdida por el recinto de la piscina, y así evitar la mirada
del rubio – porque estas tan preocupado por esa pregunta, si
siempre eres el primero en querer besarme?...que pasa?, ya sabes que
puedes contármelo – hizo una pausa para dar oportunidad de que
Rikimaru se explicara, pero al no haber la más mínima palabra del
chico, Dan decidió continuar – eres estéril?...tranquilo no pasa
nada, somo chicos...no hay problema con eso – sonriendo al ver la
mirada de Rikimaru.
- Idiota, – contestó, al ver que Dan
sonreía para hacerle subir los ánimos – ese no es el problema –
haciendo una mueca de felicidad, dando a entender al otro que le
había hecho gracia.
- Venga, cuéntamelo – dándole un beso
en la mejilla.
- Esta bien – ese beso lo había llenado de
confianza hacia el rubio – pero no te burles – le advirtió con
seriedad y sonrojo.
- Tranquilo, – le dijo sonriente – no
lo haré – mirando a su chico atentamente a lo que tuviera que
decir.
- La verdad, es que te beso tanto porque no puedo
controlar mis impulsos...no sé como explicarlo...nunca he besado a
nadie, sea chico o chica – mirando sus pies como chapoteaban en el
agua y dándose cuenta de como un calor interior crecía por momentos
– y supongo que esa reacción desesperada es normal o es lo que
creo y espero que sea así, – la pronunciación de las palabras
cada vez era más rápida por sus nervios, hasta que al mirar a Dan
por su sonrisa pícara, se dio cuenta de que estaba quedando en
evidencia de que era virgen, sin siquiera haber dado la respuesta –
metí la pata – agachando la cabeza dándose por vencido.
-
Lo haces bien, sigue – le dijo con una sonrisa amable y cogiéndolo
de la mano, pero aún así aguantando las ganas de reír, al ver que
por muy pervertido que se mostrase su compañero, no era más que una
máscara para ocultar al niño bobo y virgen que era desde el
principio.
- Tu ganas, soy virgen aún...tenia miedo de que te
burlases por eso – mirando a su rubio por el rabillo del ojo y con
una mueca de inseguridad a como reaccionaria.
El silencio se
hizo presente entre ellos, hasta que Rikimaru se dio cuenta de que
Dan había cambiado su mirada pícara, a la de un animal acechando a
su presa y con ganas de tenerla entre sus garras.
- A que
viene esa mirada ? - preguntó como un cachorrillo inseguro de si
mismo, sabiendo que estaba en peligro al ver el rostro de su
compañero.
- Qué mirada? - le dijo acercándose al rostro de
Rikimaru soltando unas risas.
- Esa que estas poniendo de
violador pervertido, – Rikimaru empezó a moverse hacia un lado
para evitar distancias con Dan por primera vez, hasta que llegó a la
esquina de la piscina y sus caras volvieron estar en la misma
distancia que en el principio – a...además te estas riendo...me
prome...tiste que no lo ha...rías – sus palabras se entrecortaban,
había quedado completamente paralizado, oír la respiración de su
compañero tan cerca de sus labios y con una sonrisa, lo excitaba.
-
No me estoy riendo, lo estoy celebrando – le dijo con voz baja y
sensual, haciendo sonrojar al castaño.
- Eres un perve... -
repentinamente sus labios fueron sellados por un beso, haciendo que
su corazón se acelerara muy rápidamente y atrapando con los dos
brazos el cuello de su compañero.
- Para ser virgen, besas
muy bien – le dijo en ese pequeño descanso para coger aire y
volviendo a juntar los labios.
Cuanto más tiempo se besaban y
saboreaban los labios del otro, más crecía la lujuria entre ellos,
los besos delicados pasaron a ser más bruscos, fuertes y apasionados
hasta el punto de que se mordían los labios entre ellos. Dan se
acercó por completo a Rikimaru sentándose a su lado y empezó a
jugar con los pies del castaño debajo del agua, mientras jugueteaban
con sus lenguas a veces sin ser preciso que estuvieran en la boca de
uno de los dos. El rubio empujo delicadamente con una mano a su
compañero de espaldas al suelo, y éste sin que supiera como había
pasado, se dio cuenta de que sus pies habían quedado atrapados entre
los de su compañero por alguna especie de llave bajo el agua, éste
aprovecho para ponerse encima del castaño y rodear su cabeza con una
mano en cada lado.
Cuanto más se besaban, Rikimaru más
insistía en quitarle la ropa al rubio con las caricias que le daba,
sin tener en cuenta de que estaba en la casa de su amigo y con sus
padres en el interior, en cambio éste cuanto más era el tiempo que
pasaba, más se preocupaba de que su madre pudiera llegar de un
momento a otro con los helados que les había dicho y encontrarlos
sin camiseta, enrollándose sin control.
- Rikimaru...ya...ya
basta, – agarrando las manos de su compañero que le acariciaban y
inmovilizándolas en el suelo – esto es algo arriesgado aquí –
mirando directamente a los ojos llenos de lujuria de su chico, con
las mejillas sonrojadas del calor y con la respiración acelerada.
-
Yo...quiero más – le dijo, girando sobre si mismo al percatarse de
que sus pies ya no estaban sometidos a esa llave bajo el agua,
intercambiando posiciones dejando al rubio debajo – no tendrías
que haberme excitado tanto, sabiendo que soy virgen...puede ser
peligroso – pronunciando las últimas palabras con tono serio y
autoritario pero con una sonrisa de malicia como el típico personaje
que trama algo a espaldas del bueno.
- Cállate...idiota, –
ambas palabras habían salido de su boca simplemente para defenderse
contra una acusación que era cierta, pero que le daba vergüenza
admitirla, ya que aquello resultaría admitir que le encanta acosar y
provocar a su amigo – yo no te excité...además dijiste que eras
virgen...como diablos sabes tanto? – le preguntó, intentando poner
cara de indiferencia a la posible respuesta a su pregunta, y no
sonrojarse al ver que las cosas no habían pasado como se
imaginaba.
- Mucha teoría – se limitó a contestar el
castaño con una sonrisa pícara, al ver que esa respuesta no había
complacido a Dan.
- Ya... - le dijo con mirada seria y con
ganas de pegarle por ser él, el que se encontraba en esa situación
sumisa en vez de Rikimaru que era el virgen – la teoría cambia a
la hora de la práctica – intentando influir de alguna manera a su
chico y poder recuperar las riendas de la situación.
-
También se me da muy bien la práctica, para algo soy el empollón
de la clase – riendo de sus palabras al darse cuenta que hacían
sonrojar y disgustaban a la vez a su novio.
Dan no sabía que
hacer, él era el experimentado en el sexo, entonces...que diablos
pasaba?; porqué estaba él en esa posición tan sumisa?; en
definitiva, tenia que hacer algo para que esto no volviera a pasar,
él no podía permitir que ese virgen sabelotodo se saliera con la
suya, no podía permitir que volviera a cogerlo por los brazos,
inmovilizándolo, como lo hacía en esos momentos...estaba decidido,
esa misma noche lo pondría en su sitio...pero mejor no le diría
nada, para mayor sorpresa luego de Rikimaru.
- No todo va a
suceder como crees, Rikimaru? - sonriendo a su chico con la misma
malicia que lo hacía éste.
- A que te refieres? - mirando a
Dan con interés por aquellas palabras, que habían venido
acompañadas de aquella sonrisa peligrosa.
- Nada, simplemente
que te levantes de encima, seguro que mi madre vendrá dentro de nada
– intentado soltarse de las manos de Rikimaru que lo agarraban, sin
duda podría haberse librado de él fácilmente, aunque no quería
que su compañero pasase el día resfriado por haber caído en el
agua.
- Ahora? - preguntó con tono quejica – no quiero,
espera un momento – respondiendo a su pregunta él mismo sin dejar
hablar a Dan, empezando a besar y lamer su cuello.
-
Agh...Riki...maru...agh...aquí no – le dijo a su compañero,
intentando poder aguantar ese deseo carnal que crecía por momentos
en su interior, liberándose de aquellas manos de su compañero...pero
en vez de aprovechar la ocasión para detenerlo, en el momento en que
sintió sus manos libres, aprovecho para hacer caso a ese impulso de
agarrar el trasero de su compañero con fuerza y con la otra mano,
apretar uno de los cuádriceps de su apasionado amigo de clase y
novio en secreto.
- No puedo parar...te deseo
tanto...agh...agh – Rikimaru, nunca antes había sentido tal
excitación y sobretodo en esa entrepierna, que parecía que fuera a
romper el pantalón de un momento a otro.
El deseo de tener a
una persona entre sus brazos, poder tocar su piel de esa forma tan
agresiva pero pasional, eran unos sentimientos que lo llenaban
completamente, no quería que se detuvieran nunca, se sentía como si
fuese esa la última pieza que faltaba en el puzzle de su vida, solo
una pieza, pero resultaba ser la más importante, la que lo hacía
estar lleno por dentro.
Levanto su rostro para observar la
cara sonrojada de Dan, llena de placer y lujuria, lo que hizo que se
sintiera muy bien al ver que tales tratos que le hacía, lo
complacían tanto. Volvió a inclinar su cabeza, pero esta vez su
objetivo paso a ser el abdomen del chico, que a simple vista se podía
ver un abdomen muy atlético, empezó a besarle descendiendo hasta el
ombligo y volviendo de la misma forma hasta el punto inicial, las
caricias fueron repetidas un par de veces alternando algunos
recorridos con la lengua, en vez de con los labios.
-
Rikimaru...agh, agh...¡ para te digo ! - levantando la voz con
intención de que sonase seria, aunque no se acabara de oír
claramente de esa forma, por culpa del placer que le hacia ruborizar
la piel y poniendo sus partes duras, como lo estaban las de su
compañero al notarlas encima de él, - puede venir mi madre en
cualquier momento...aiiigh...ahhh...agh – soltando esos orgasmos
mezclados con algo de dolor, al haber sido mordido en los pezones por
Rikimaru y siguiendo con sus juegos de lengua en el mismo sitio - (
maldito virgen...Rikimaru...te vas a enterar de lo que es la
excitación...te voy a violar esta noche ) - mientras pensaba
cabreado lo que le iba a hacer como castigo y por sorpresa, al ver
que no hacía caso de sus suplicas de que parase.
De pronto,
por sorpresa al sometido de esas humillaciones o así es como lo veía
Dan, al no haber sido nunca el pasivo de ninguna de sus relaciones,
Rikimaru se había quitado de encima de él.
- Ya paro – le
dijo con una sonrisa y acalorado por todo lo sucedido y la
temperatura del lugar – solo quería comprobar una cosa – dándole
como pista una mirada atrevida hacia esas partes.
- ( Ahora,
igualmente ya has sido sentenciado...esta noche sabrás lo que
significa la palabra...violación ) - aunque en su expresión,
tendría que haber una cara seria y de odio para ajustarse a sus
pensamientos psicópatas que le pasaban por la cabeza al mirar a
Rikimaru, no era así.
- Lo siento, - se disculpó tímidamente
el chico, al darse cuenta, de lo bruto que había sido para llegar a
ese extremo y perder el control de ese modo – no se como he podido
perder el control de esa manera...joder que excitación.
-
Tranquilo es normal, al ser virgen – riendo por esa ultima palabra
– yo me ocupare de ese problema – haciendo que Rikimaru desviara
su vista hacia la puerta por donde habían entrado.
- Viene tu
madre, - dijo exaltado por la sorpresa al ver a esa mujer dirigirse
hacia ellos, sin saber nada de lo que había ocurrido en ese lugar,
en el que estaba a punto de pisar.
Los nervios de Rikimaru
fueron en aumento, al ver que sus partes aún seguía excitadas por
tantos juegos que había hecho,...como podía hacer desaparecer tal
cosa en menos de treinta segundos?, que es lo que tardaría en
entrar la madre de su chico. Inmediatamente y sin pensar hizo lo más
lógico que una persona haría en esa situación, poniéndose el
jersey que se había quitado encima de los pantalones y poder
disimular lo mejor posible.
Dan al ver tal reacción de
Rikimaru y comprendiendo la situación en que se encontraba, no pudo
evitar mostrar una sonrisa de lo divertido que le resultaba ver tal
escena.
Chika entro con una bandeja en las manos con dos copas
de helado y en medio de ellas un plato con diversos tipos de galletas
dulces, de azúcar, chocolate y con trozos de fruta caramelizadas. El
silencio había reinado entre ellos y solo unas risas se escuchaban,
para disimular lo que había sucedido entre ellos y que jamas sería
descubierto por esa mujer y esposo de ésta pues sus vidas estaban en
juego y más la de Rikimaru, o así es como lo creía el
castaño.
Continuara...
PD: Este capítulo va dedicado especialmente a una compañera de clase que quiero mucho llamada Rosina.