30 de septiembre de 2010

Sólo un instante

Desde la primera vez que lo tuve delante, supe que aquello no iba a salir como yo esperaba… Cuando alcé la mirada y lo vi tan cerca de mí supuse que había sido una especie de fallo de cálculo respecto a la distancia; sin embargo el no reaccionó en absoluto. Se quedó delante mirándome, y aquella sensación me recorrió por la espalda, subiéndome lentamente y a la vez muy rápido por mi columna, rezando cada vertebra.

Quise pensar que se movería y me dejaría marchar, pero él no se movía, y yo, por alguna razón, tampoco lo hacía. Lo estaba mirando, él me miraba, sus ojos eran oscuros, y no sabía muy bien que era lo que buscaban o querían esos ojos de mí, simplemente estaba allí, quieta, totalmente paralizada por unos ojos que además, era la primera vez que los veía con tanto detenimiento, unos ojos nuevos, inquietantes y que me inquietaban, sentía como se adentraba en lo que estaba pensando, como descifraba cada uno de mis pensamientos, de las palabras que se formaban lentamente muy seguidas una de otra en mi mente.

Yo, yo estaba allí, mi cuerpo estaba frente a él, quietos por no sé exactamente cuánto tiempo, apoyados en aquella mesa, petrificada justo antes de sentarme, mientras él me miraba desde abajo con aquella mirada tan extraña. De repente me vi sumergida, hundida en un mundo muy diferente al mío, era oscuro, más de lo que aquellos ojos podían esconder, aquellos ojos me arrastraban a su interior, conseguí sentarme sin saber muy bien cómo y sin dejar de mirarlo. Mi cuerpo se estremeció, los sonidos a mi alrededor, las voces de la gente, los gritos de las demás personas, la música, si es que la había, todo había desaparecido de mi cabeza, toda mi atención estaba perdida entre los ojos negros del chico que tenía delante.

Él no me hablaba, y yo quería salir de ese lugar, ocultaba habitaciones muy frías, recuerdos escalofriantes y yo, la que se supone que sonrojada y muy nerviosa aceptaba hablar con él, estaba ahora perdida en lo que él sólo llamaba “mi otra vida”… Sólo una palabra hubiera bastado para sacarme de aquel embrujo, de aquella mala pasada… ¿Cómo era posible que nunca nadie se hubiera dado cuenta de los ojos tan tristes y de todo lo que guardaba este chico en su interior hasta ese momento? ¿Cómo podía acumular tanto dolor, tanto mal? ¿Qué le habría pasado o que le pasaba para que sólo mirado sus ojos pudieras ver cómo se sentía y cuánto sufría…?

Cuando conseguí parpadear y dejar de mirar por unos segundos aquello ojos, él me seguía mirando, preocupado, perdido y sin saber muy bien qué hacer. Sólo quería ayudarte… sólo miré por un segundo tu mirada… Sólo tus ojos… Sólo el color de tus ojos, nunca imaginé que me encontraría sumida en tales sentimientos, de ahora en adelante prometo no volver a mirarte a los ojos a no ser que estés sonriendo…

-¿Estas bien?- me dijo después de unos segundos

-… Sí, pe…. Perdona yo…- Volver a alzar la mirada era volver a perderme en ese lugar… Ahora dirigí mis ojos a sus labios, dónde por costumbre lo miraba, ara prestar toda la atención posible a sus palabras, a su voz, cálida, grave, pero siempre seria y no por ello fría, al contrario que sus ojos, sus palabras eran cálidas, mimadas y pensadas perfectamente antes de salir de sus labios para expresar todo exactamente como quería, escogiendo palabras dulces, palabras muchas veces que, puestas en boca de otros, no sonaban igual, si quiera parecido, palabras vulgares y de lo más corrientes en su boca y pronunciadas con la suavidad y ternura con las que él las dejaba vagando en el aire y como penetraban en mis oídos más dulcemente y eran interpretadas y fácilmente acogidas en mi cabeza.

Seguimos hablando mientras disfrutaba de la melodía que sonaba sólo para mi, ignorada completamente por los demás, inconscientemente con algunas palabras se me dibujaba una sonrisa y hacía que él también fuera contagiada por ella.
Era como rozar el cielo sin saber cómo es, era oír a los ángeles hablar y reírse entre ellos, eran solamente las notas dibujadas en los pentagramas invisibles que dibujaba el viento para que él hablara y yo lo escuchara, sólo eso…

Él y yo hablando…