20 de mayo de 2010

Miradas

Fueron aquellos ojos a los que miraba, aquellos que tenía delante de mí, son ellos los que me observen ahora, siento que pueden saber todo de mí...

Esos ojos... a pesar de que su cuerpo tiembla, sus ojos no me temen... A pesar de que ella está en guardia, sus ojos brillan. ¿Emoción? ¿Qué es lo que siente? Son aquellos dulces ojos de siempre.

No se mueve... ¿Qué estará pensando, qué está viendo? No puedo descuidarme. Tampoco quiero luchar... Ambos somos enemigos. Pero...

Su gesto ha cambiado, su rostro, su tensión... ahora es mi oportunidad... ¿Huir o matarla? ¿Por qué, por qué mi cuerpo no reacciona? Tanto tiempo... Hace tanto que no nos vemos...

No puedo mirarlo, siento que mis lágrimas golpean mi pecho desesperadas por salir... ¡No! No quiero llorar más por él, no quiero que me vea débil... Soy igual que él...

Su rostro... Ha bajado la mirada, ¿por qué no me mira? Quiero ver esos ojos que he perdido durante tanto tiempo, ¿cuánto dolor habrá soportado? Puedo compadecerla, sus ojos, su rostro, sus gestos... Ha sufrido, puedo sentirlo...

Pasos... Alguien se acerca, ¿qué está haciendo? ¿Por qué? Esos ojos... ¿Por qué? No me mires, no me hagas mirarte, te odio... No me hables mirándome así, no te compadezcas con esa mirada... Te amo...

No puedo controlar mi cuerpo, necesito esa mirada, esos ojos. Son sólo míos...
-Déjame mirarte.- Su mirada... hace que todo desaparezca de mi mente. No llores...

Aléjate, no quiero mostrarme débil, no me toques, no me mires ¡Detente! ¿Por qué me ignoras sabiendo todo esto... Todo lo que estás sabiendo de mí ahora? No me infravalores...

Tan hermosa, tan dulce. Cómo siempre. Debe ser solo mía... No dejaré que nadie más te haga daño... Me siento culpable por abandonarte... No volveré a hacerte sufrir

Deja de utilizarme, sé que puedes leer mis pensamientos, no lo hagas... Quiero dejar de llorar... Quiero soltarte y dejarte marchar. No... déjame marchar... No quiero que vuelvas a arrastrarme...

Lo siento; no puedo controlarme. Quiero besarte... No dejes de mirarme. Aún si cierras los ojos, necesito saber que sigues conmigo. Tócame. Abrázame. Deja de llorar, no volveré a dejarte sola...

¿De qué han servido todos estos años si aún haces que me sienta frágil? ¿Por qué sigo acatando tus ordenes si ni siquiera me las dices...? ¿Por qué me dejo llevar? ¿Por qué el dolor desaparece?
-No te vayas...

Su voz, que dulce melodía, sus gestos, tan delicados... ¿por qué sigue tentándome? Es igual que la primera vez que la vi...

Vas a abandonarme, me lo dicen tus ojos, tus acciones, tus dulces movimientos, No llores... Siempre, siempre estaremos juntos...

...

Aquella noche no pude volver a concebir el sueño... Me desperté llorando, tenía miedo y me sentía sola de nuevo. Miré a la ventana mientras me encogía de piernas y las abrazaba con mis brazos... Que sueño tan doloroso... Dulce y doloroso...
-Te hecho de menos...

DESPERTAR II

Esa voz… Despierta, despierta, despierta…

Sintió una caricia. Suave, cariñosa. Un susurro cerca del oído "Despierta". Ladeó la cara hacia la voz femenina. Un sueño. He tenido un sueño horrible, pensó. A salvo. Ya todo ha pasado.

Una caricia, un beso, un susurro... "Despierta".

Intentó abrir los ojos, pero no pudo… No. Intentó tocarse la cara, pero tampoco pudo… No. Y entonces se dio cuenta. Seguía en aquel lugar, aquel lugar oscuro y silencioso. Gritó desesperado. Noooo… Rabia, Decepción. Y entonces se dio cuenta, podía hablar… "Suéltame, suéltameee…"

Una risa, una caricia, un beso, un susurro… "Tranquilo, tranquilo… Todo está bien. No tengas miedo. Pronto acabará todo".

Una sonrisa, una caricia, un beso, un susurro… "Muy pronto, mi pequeño. Muy pronto…"

Una caricia, un beso, un dolor agudo, punzante. Un grito desesperado, placer. Placer ilimitado.

Lloró. Lloró en silencio mientras sentía su sangre salir de él. Lloró mientras sentía esa mezcla de dolor y placer. Lloró. Lloró y se dio cuenta de que nadie lo encontraría jamás en aquel lugar oscuro y silencioso.

SILENCIO


La habitación no estaba iluminada pero ella podía ver con claridad. Estaba de pie, junto a él. Aquel cuerpo grande y fuerte. Aquel joven guapo y atractivo, hermoso, lleno de vida.
Podía oír su respiración, pesada, agitada. Podía oír su corazón, acelerado como un tambor. Podía oír cómo se movía, cómo intentaba gritar, pedir ayuda, cómo intentaba liberarse, cómo intentaba escapar… Pero no podía. Ella lo sabía bien. Él no podía escapar.
Ella estaba allí, junto a él, de pie, observando. Ella sabía que él pensaba que estaba solo, que no había nadie que pudiera ayudarlo. Pero ella estaba allí, observándolo.
Él dejó de moverse, de pelear, de gruñir… Y ella continuó allí, observándolo durante un tiempo. Entonces, ella, se dio cuenta. Estaba agotado, rendido. Se había quedado dormido.
Ella se acercó. Se puso frente a él. Lo miró con dulzura, acarició su pecho desnudo, retiró la venda de su boca, lo besó. Acercó sus labios a su iodo y susurró… Despierta…

DESPERTAR I


En cuanto despertó se dio cuenta de que algo no andaba bien. Le costaba respirar, le dolía el pecho cada vez que cogía aire. Intentó pedir ayuda pero nada salía de su boca.
Intentó abrir los ojos pero algo los aprisionaba. Intentó tocarse la cara, palpar qué era lo que le impedía ver, y entonces se dio cuenta. Estaba atado. Su cuerpo pendía de unas cadenas que lo sujetaban por las manos; todo su peso sujetado por las muñecas. Por eso le costaba respirar.
Movió los pies. Los tenía también atados pero, al menos, tenía algo de movilidad. Estaban sujetos por los tobillos, las cadenas tensaban hasta el suelo. Podía ladear levemente los pies hacia los lados aunque seguía sin conseguir gran posibilidad de movimiento.
Pensó en su situación. Atado de pies y manos, vendado ojos y boca. Silencio. No pudo escuchar nada más. Jamás había escuchado tal cantidad de silencio. Su corazón acelerado, su cansada respiración. Eso era lo único que podía oír.
Se sintió agotado. No podía hacer más que esperar. Esperar en la oscuridad y en el silencio. Tal vez sólo fuera una broma pesada. Tal vez sólo querían darle una lección. Tal vez… Tal vez alguien lo encontrara, allá donde estuviera, en aquel lugar oscuro y silencioso.