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9 de mayo de 2011

Querido Diario...

Y… esa mirada, aquellos ojos, negros, como la noche, como el cielo sin luna y sin estrellas, como cuando te has perdido… Como, cuando sientes que estás solo…



Aquella mirada me intimidaba más que nada en el mundo y sin embargo… lo amaba demasiado para apartar mis ojos, para cerrarlos, para darme media vuelta e irme… Pero no podía moverme, esos ojos me había paralizado completamente. Estábamos uno enfrente del otro mirándonos… sentía que analizaba todo lo que pensaba, cualquier cosa que pasase por i mente, que cualquier gesto iba a descubrir lo nerviosa que me sentía en aquella situación.


Por un momento, no sé cuanto tiempo pasó exactamente, me dispuse a salir corriendo de allí, escapar de esos ojos, si sin embargo fue un golpe con una mochila de alguien que pasaba por allí lo que hizo que acabara abrazada a su regazo… Él me agarró firmemente para evitar que me cayera, oí como su corazón latía tranquilo, como si no estuviera pasando nada, y notaba como el mío por el contrario parecía que iba a explotar. Y sin embargo estaba allí, me giré para ver quien me había empujado, estaba disculpándose, lo miré con una sonrisa, y se fue…


-¿Estás bien?- su voz era aún más impactante y atrayente que sus ojos, una voz suave, pero grave… melodiosa y a la vez amenazante. 


-Sí…- dije tímidamente. Me giré de nuevo hacia él y antes de mirarlo a los ojos, cogí bien fuerte mi cartera y me fui…


-¿Ya te vas? Tenemos que hacer el trabajo de literatura, es más… Aún queda una clase…
Me detuve en seco… iba a irme, pero no iba a irme son terminar las clases, sin embargo la clase estaba en sentido contrario a dónde iba. Estaba confusa, no era una situación normal, ese chico tenía un poder sobre humano para mí, sus ojos… esas ojos no me los sacaba de la cabeza desde el primer día…


-¿Vamos a clase?- me preguntó. Sabía que tenía esa sonrisa en la cara, sólo por la manera en que mencionó esa pregunta, estaba sonriendo… Otra vez aquella voz me había controlado, había hecho que me parara en seco, que me replantease a dónde iba… Y ahora… él sabía que cómo otras veces le acompañaría a la clase y nos sentaríamos juntos. Me giré cabizbajo reteniendo mis lágrimas de impotencia, y nos pusimos camino a clase.


Lo amaba con toda mi alma.


Cuando llegamos a clase, nos sentamos por el final, como siempre, aquella clase era muy interesante y había bastante gente, incluso en la última fila se escuchaba bien al profesor para coger apuntes. Como siempre ambos prestábamos atención, como siempre, las chicas de clase se acercaban en el descanso para preguntarle alguna tontería, como siempre al final de la clase él se quedaba hablando con aquellas chicas mientras yo me despedía son respuesta y me alejaba hacia la salida para volver a casa.


Mientras estaba pensando en por qué no se daba cuenta que aquellas chocas sólo querían presumir de que habían hablado con él y ser más populares, oí mi nombre en una voz familiar, tardé unos segundos en tras oír por segunda vez mi nombre girarme hacia la voz y ver a una vieja amiga.


Estuvimos hablando durante algunos minutos, ella se marchó con un compañero y o retomé mi rumbo hacia el autobús para volver… Después… pensé que yo era más estúpida todavía por pensar esas cosas… A mí no me debería importar si le hacían daño, no debía importarme que fuera popular… Pero me odiaba por que sabía que sí me importaba que le hicieran daño, era el chico de intercambio, se iría al terminar el curso. ¿Por qué él? ¿Por qué alguien que viene de otra parte del mundo…? ¿Por qué era yo la que se tenía que encargar de que todo fuera bien…? 


-Maldita sea…- di media vuelta, acelerado el ritmo de dirigí de nuevo a clase, lo encontré a mitad del segundo piso. Crucé la mirada de nuevo con aquellos ojos, noté como me enrojecía cuando el me nombró preguntándome que hacía allí.


Aparté la mirada, lo único que pude decir fue un “Vamos” que sonó más a culpabilidad que a orden. Sé que sonrió de nuevo y continuó bajando las escaleras tras de mí, llegamos a la parada del bus y ambos llegamos a mi casa.


-¿Por qué has vuelto a por mí? Normalmente me esperas en la parada…- 


¿Por qué demonios tenía que aparecer por la espalda dándome un susto de muerte, haciendo que casi me atragante con la comida y, para colmo, hablarme tan cerca del oído? Me puso muy nerviosa, Volvía sonrojarme, y no se conformó con eso, se sentó a mi lado y no se movió hasta que le dije una respuesta. Tenía la sensación que conocía el efecto de sus ojos en mí… 


Como lo odiaba…


-Eres el chico de intercambio… Estas a nuestro cargo… dentro de la universidad…- No sabía como seguir.- esto… ya sabes… y no quiero… No pedo dejar que te pierd…- Maldita sea, estaba totalmente roja, sentía que cualquier cosa que le dijera acabaría delatándome.


-¿Acaso… no quieres que vaya con las demás chicas de clase?- preguntó


-Las de más chicas de clase solo te quieren para ser populares… parece mentira que tengan 20 años…


-No me gustan las mujeres mayores que yo…


-¿Y eso a qué viene?- dime mientras terminaba el plato y lo ponía en el lavavajillas.


Cuando lo miré de nuevo… hundiéndome en aquellos ojos, adentrándome en una cueva sin salida dónde, por descontado, iba a perderme, sin rumbo, perdida en sus ojos… Lo único que consiguió sacarme de aquel éxtasis en el que me hallaba fue el que se acercara tanto a mí mientras yo totalmente sorprendida me vi encerrada entre la nevera y sus cuerpo mientras me besaba. 

30 de septiembre de 2010

Sólo un instante

Desde la primera vez que lo tuve delante, supe que aquello no iba a salir como yo esperaba… Cuando alcé la mirada y lo vi tan cerca de mí supuse que había sido una especie de fallo de cálculo respecto a la distancia; sin embargo el no reaccionó en absoluto. Se quedó delante mirándome, y aquella sensación me recorrió por la espalda, subiéndome lentamente y a la vez muy rápido por mi columna, rezando cada vertebra.

Quise pensar que se movería y me dejaría marchar, pero él no se movía, y yo, por alguna razón, tampoco lo hacía. Lo estaba mirando, él me miraba, sus ojos eran oscuros, y no sabía muy bien que era lo que buscaban o querían esos ojos de mí, simplemente estaba allí, quieta, totalmente paralizada por unos ojos que además, era la primera vez que los veía con tanto detenimiento, unos ojos nuevos, inquietantes y que me inquietaban, sentía como se adentraba en lo que estaba pensando, como descifraba cada uno de mis pensamientos, de las palabras que se formaban lentamente muy seguidas una de otra en mi mente.

Yo, yo estaba allí, mi cuerpo estaba frente a él, quietos por no sé exactamente cuánto tiempo, apoyados en aquella mesa, petrificada justo antes de sentarme, mientras él me miraba desde abajo con aquella mirada tan extraña. De repente me vi sumergida, hundida en un mundo muy diferente al mío, era oscuro, más de lo que aquellos ojos podían esconder, aquellos ojos me arrastraban a su interior, conseguí sentarme sin saber muy bien cómo y sin dejar de mirarlo. Mi cuerpo se estremeció, los sonidos a mi alrededor, las voces de la gente, los gritos de las demás personas, la música, si es que la había, todo había desaparecido de mi cabeza, toda mi atención estaba perdida entre los ojos negros del chico que tenía delante.

Él no me hablaba, y yo quería salir de ese lugar, ocultaba habitaciones muy frías, recuerdos escalofriantes y yo, la que se supone que sonrojada y muy nerviosa aceptaba hablar con él, estaba ahora perdida en lo que él sólo llamaba “mi otra vida”… Sólo una palabra hubiera bastado para sacarme de aquel embrujo, de aquella mala pasada… ¿Cómo era posible que nunca nadie se hubiera dado cuenta de los ojos tan tristes y de todo lo que guardaba este chico en su interior hasta ese momento? ¿Cómo podía acumular tanto dolor, tanto mal? ¿Qué le habría pasado o que le pasaba para que sólo mirado sus ojos pudieras ver cómo se sentía y cuánto sufría…?

Cuando conseguí parpadear y dejar de mirar por unos segundos aquello ojos, él me seguía mirando, preocupado, perdido y sin saber muy bien qué hacer. Sólo quería ayudarte… sólo miré por un segundo tu mirada… Sólo tus ojos… Sólo el color de tus ojos, nunca imaginé que me encontraría sumida en tales sentimientos, de ahora en adelante prometo no volver a mirarte a los ojos a no ser que estés sonriendo…

-¿Estas bien?- me dijo después de unos segundos

-… Sí, pe…. Perdona yo…- Volver a alzar la mirada era volver a perderme en ese lugar… Ahora dirigí mis ojos a sus labios, dónde por costumbre lo miraba, ara prestar toda la atención posible a sus palabras, a su voz, cálida, grave, pero siempre seria y no por ello fría, al contrario que sus ojos, sus palabras eran cálidas, mimadas y pensadas perfectamente antes de salir de sus labios para expresar todo exactamente como quería, escogiendo palabras dulces, palabras muchas veces que, puestas en boca de otros, no sonaban igual, si quiera parecido, palabras vulgares y de lo más corrientes en su boca y pronunciadas con la suavidad y ternura con las que él las dejaba vagando en el aire y como penetraban en mis oídos más dulcemente y eran interpretadas y fácilmente acogidas en mi cabeza.

Seguimos hablando mientras disfrutaba de la melodía que sonaba sólo para mi, ignorada completamente por los demás, inconscientemente con algunas palabras se me dibujaba una sonrisa y hacía que él también fuera contagiada por ella.
Era como rozar el cielo sin saber cómo es, era oír a los ángeles hablar y reírse entre ellos, eran solamente las notas dibujadas en los pentagramas invisibles que dibujaba el viento para que él hablara y yo lo escuchara, sólo eso…

Él y yo hablando…

19 de julio de 2010

Miradas 2



Puedo verlo sentado delante de mí, en la habitación continua al salón, está trabajando. No se si recuerda que sigo aquí… Simplemente lo observo evitando no llamar su atención y que sepa que sigo esperándolo.
Odio este sentimiento… Su voz, sus manos, su media sonrisa… Es como si todo eso me manipulara y controlase mi cuerpo, mi alma… mis pensamientos…Me dijo que viniera y aquí estoy, puntual; tal como me había dicho. Lo odio… “No quiero dejarme llevar”. Sigo en el mismo lugar dónde me invitó a sentarme. Me dejo caer en el respaldo del sofá, apoyo la cabeza y cierro los ojos suspirando… Después los abro y continúo mirándolo.
-Ponte cómoda si quieres, no tardaré mucho…- Pero debió tardar más de lo que imaginé…
-Sí…- Me acuesto en el sofá y enciendo la tele.
Abro los ojos… ¿dónde estoy? Esto… esto no es el salón. Me quedo quieta… ni siquiera termino de abrir los ojos, me encuentro abrazada a su brazo izquierdo… tengo miedo de abrir más los ojos y mirarlo. Tengo miedo de que me arrastre, de que m eleve de nuevo… “No quiero que me arrastre otra vez…”
__________________________________________________
Puedo sentir cómo me mira, haciendo lo posible por no llamar mi atención… Lo siento. No es fácil ser la máxima autoridad en esta sucursal y llevar una relación seria con alguien… ya queda poco…sólo unas firmas más…
Odio no poder darte más tiempo, pero, es por eso por lo que eres tú la que está aquí, no me pides que te dedique más tiempo te conformas con lo que puedo ofrecerte… Debería dedicarte más tiempo.
Por fin todo ha terminado…
Me pregunto quién llamará ahora. Odio las llamadas de última hora que no pueden esperar… Enviar unos documentos que podría hacerlo mañana a primera hora… Supongo que es lo malo de tener horarios diferentes con la central. Todo terminado… Vaya, parece que he tardado más de lo que pensaba, verla tan dulce, durmiendo en el sofá, sin gesto en el rostro, tan delicada, tan inocente… Siempre consigue sacarme una media sonrisa en el rostro... como ahora… supongo que no le importará quedarse a dormir, de todas maneras… ya lo está.
Pensar en todas las cosas que se me pasan por la mente, cosas que podría hacerle en este momento… Siento como ella consigue que pierda en control con sólo mirarla. Como si me abandonara la razón; su piel, tan suave, su cabello, su rostro dormido y relajado…

...
Sé que está despierta y que no se atreve a mirarme, sus latidos siempre se aceleran cuando estamos juntos, cuando la abrazo, su corazón late muy rápido… Me pregunto si está pensando lo mismo que yo…
……
“No quiero que me lleve…”

20 de mayo de 2010

Miradas

Fueron aquellos ojos a los que miraba, aquellos que tenía delante de mí, son ellos los que me observen ahora, siento que pueden saber todo de mí...

Esos ojos... a pesar de que su cuerpo tiembla, sus ojos no me temen... A pesar de que ella está en guardia, sus ojos brillan. ¿Emoción? ¿Qué es lo que siente? Son aquellos dulces ojos de siempre.

No se mueve... ¿Qué estará pensando, qué está viendo? No puedo descuidarme. Tampoco quiero luchar... Ambos somos enemigos. Pero...

Su gesto ha cambiado, su rostro, su tensión... ahora es mi oportunidad... ¿Huir o matarla? ¿Por qué, por qué mi cuerpo no reacciona? Tanto tiempo... Hace tanto que no nos vemos...

No puedo mirarlo, siento que mis lágrimas golpean mi pecho desesperadas por salir... ¡No! No quiero llorar más por él, no quiero que me vea débil... Soy igual que él...

Su rostro... Ha bajado la mirada, ¿por qué no me mira? Quiero ver esos ojos que he perdido durante tanto tiempo, ¿cuánto dolor habrá soportado? Puedo compadecerla, sus ojos, su rostro, sus gestos... Ha sufrido, puedo sentirlo...

Pasos... Alguien se acerca, ¿qué está haciendo? ¿Por qué? Esos ojos... ¿Por qué? No me mires, no me hagas mirarte, te odio... No me hables mirándome así, no te compadezcas con esa mirada... Te amo...

No puedo controlar mi cuerpo, necesito esa mirada, esos ojos. Son sólo míos...
-Déjame mirarte.- Su mirada... hace que todo desaparezca de mi mente. No llores...

Aléjate, no quiero mostrarme débil, no me toques, no me mires ¡Detente! ¿Por qué me ignoras sabiendo todo esto... Todo lo que estás sabiendo de mí ahora? No me infravalores...

Tan hermosa, tan dulce. Cómo siempre. Debe ser solo mía... No dejaré que nadie más te haga daño... Me siento culpable por abandonarte... No volveré a hacerte sufrir

Deja de utilizarme, sé que puedes leer mis pensamientos, no lo hagas... Quiero dejar de llorar... Quiero soltarte y dejarte marchar. No... déjame marchar... No quiero que vuelvas a arrastrarme...

Lo siento; no puedo controlarme. Quiero besarte... No dejes de mirarme. Aún si cierras los ojos, necesito saber que sigues conmigo. Tócame. Abrázame. Deja de llorar, no volveré a dejarte sola...

¿De qué han servido todos estos años si aún haces que me sienta frágil? ¿Por qué sigo acatando tus ordenes si ni siquiera me las dices...? ¿Por qué me dejo llevar? ¿Por qué el dolor desaparece?
-No te vayas...

Su voz, que dulce melodía, sus gestos, tan delicados... ¿por qué sigue tentándome? Es igual que la primera vez que la vi...

Vas a abandonarme, me lo dicen tus ojos, tus acciones, tus dulces movimientos, No llores... Siempre, siempre estaremos juntos...

...

Aquella noche no pude volver a concebir el sueño... Me desperté llorando, tenía miedo y me sentía sola de nuevo. Miré a la ventana mientras me encogía de piernas y las abrazaba con mis brazos... Que sueño tan doloroso... Dulce y doloroso...
-Te hecho de menos...