26 de febrero de 2013

Compañeros de Vestuario 2ª Parte de 2 ( Final )




- Vamos a algo más excitante – le dijo, con una sonrisa pícara al ver las sonrojadas mejillas del chico, mientras que con una mano empezó a masajear perversamente encima del pantalón, la entrepierna de Terumi y dándole a entender lo que se proponía.

- No...no hagas...aammm...¡¡aaagh!!...no hagas eso – Terumi, le suplicaba entre orgasmos y entrecortado, mientras agarraba con fuerza el pelo corto e igual de rubio de su compañero, haciéndole salir un sonido breve de dolor por la fuerza con que lo hacía.

En cambio Goenji sin hacer caso a las palabras de su compañero, y escuchando aquella melodía de respiraciones y suplicas del que había hecho prisionero. Seguidamente sin hacer caso le bajo los pantalones, junto a su ropa interior y empezó con sus perversiones, lamiendo y saboreando cada rincón del miembro viril, lo cual cada vez más era la excitación y gemidos de Terumi del placer que invadía su cuerpo - ¡¡detente!!...no...¡¡no sigas!!...¡¡Go...Goenji!!...¡¡voy a correrme!! - mientras el cuerpo de Terumi, estaba concentrado en aquellas caricias placenteras de la lengua de su acosador, haciéndolo llegar al clímax - ¡¡¡me corro!!!...¡¡¡Goenji!!! - dejando sin poder hacer nada el rostro de su compañero lleno de leche.

- ¿Te está gustando? - le dijo con una sonrisa pícara y una mirada que el propio Terumi podía sentir como si le pudiera ver hasta la misma alma - ¿quieres que te lo haga por detrás? - preguntando a su sonrojado chico que recuperaba la respiración, el cual no tenia palabras para expresar lo que había sentido hace apenas unos segundos.

Terumi estaba avergonzado de que aquel chico que le gustaba de tanto tiempo, ahora le preguntara esas cosas de manera tan indecentes. En esos momentos se encontraba en una gran batalla interior, entre su personalidad vergonzosa y la pasional que se moría de ganas por salir.

- Si no me dices que te lo haga, no lo haré – presionando a su compañero perversamente, tocando de nuevo sus partes con una mano.

- S...sí – le contestó con un susurro y apartando la mirada hacia los lavabos donde lo había visto antes tocándose las partes para mear, aunque Goenji lo escuchó perfectamente, prefirió hacer el tonto y seguir con el juego.

- ¿Qué has dicho?; habla más fuerte – levantándose del suelo y poniéndose delante de él, girando de nuevo el rostro hacía él y mirándose ambos a los ojos.

- Si quiero...quiero que me lo hagas...sigue por...favor – sonrojándose por esas palabras y notar como una de las piernas de Goenji se ponía en medio de las suyas, volviendo a perderse en el rostro de su compañero y limpiándoselo con una mano para a continuación besarle, siendo él esta vez el que introduce su lengua en la boca del pelicorto.

- Vamos...date la vuelta...voy a prepararte – le dijo, excitado y resistiendo la tentación de penetrarlo antes de hora, por petición de su tenso y duro pene.

Goenji se volvió a poner de rodillas, mientras su amigo le daba la espalda apoyándose en la pared con las manos, mientras el agua no dejaba de hacer las cosas más resbaladoras, le empezó a lamer el ano y cunado lo tuvo bien lubricado, decidió que era hora de dilatarlo poco a poco, adentrando uno de sus dedos dentro de Terumi y comenzando a jugar, mientras el rubio pelilargo sentía al principio un pequeño dolor, aunque a medida que el agua recorría esa zona, dejaba pasar al deseo y placer.

- ¿Estás preparado? - advirtiendo con esa pregunta de que iba a empezar – voy a entrar, relájate – la primera penetración fue lenta y algo dolorosa, al ser más gruesa que los dedos de Goenji y dilatando más el agujero, esa primera vez lo había dejado sin aire durante unos instantes, hasta que los pulmones se abrieron soltando entre un gruñido de dolor y gemido – tranquilo, se te pasará enseguida – poniendo una mano hacía delante de la cintura y empezando a masturbar a su compañero y así ayudarle a que no estuviera tan tenso.

Después de las primeras embestidas, el dolor desapareció dejando paso al deseo, la lujuria fue creciendo entre ellos haciendo aumentar la velocidad y la fuerza de los golpes, Goenji dejo de pervertir la zona delantera de su amante para agarrarle los brazos hacía atrás, de esa manera tenía un mayor control del cuerpo del pasivo.

Los minutos fueron pasando y los orgasmos y gemidos pasaron al unisono, Terumi que ya había perdido el control completo de sus sentidos, mientras su saliva descendía de su barbilla hasta el cuello, siento esto como prueba de que Terumi estaba totalmente poseído por ese afrodisíaco e intenso placer. Goenji en cambio el placer que sentía, era mucho más placentero de lo que se había imaginado, más que en los días que pasaba encerrado en su habitación, haciendo todo tipo de perversiones a escondidas de sus padres.

Cuanto más embestía en el culo de Terumi, más deseaba que esos momentos fueran eternos, su cuerpo estaba caliente y el agua que recorría a través de sus cuerpos, sólo ayudaba a estimular más sus deseos de lujuria. Al cabo de un tiempo y poder parar de embestir con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, pudo cambiar de posición a su querido Terumi, agarrándolo por debajo de las piernas y levantándolo del suelo, mientras lo mantenía apoyado con la espalda a la pared, dejando de ser una penetración frontal para convertirse a una ascendente.

El agua de la ducha junto con la piel erizada de Terumi, sólo le ayudaban a que el contacto con Goenji fuera más placentero. El cuello de Goenji fue atrapado entre los brazos de Terumi, y sus oídos pudieron captar aquella preciosa melodía que Terumi dejaba salir de su boca y que para él, le resultaba una droga perfecta para estar más excitado.

- ¡¡Auuuughhh!!....¡¡aaahhhh!!...¡¡Goenji...no...no pares....aaammm!! - su cuerpo estaba llegando al climax, notaba como si todo su ser fuera estallar al acabar - ¡¡¡Go...Goenji...voy...voy a correrme!!! - mientras se desahogaba de aquella fuerza que no podía contener, arañando a su enérgico camarada por la espalda.

- A...Aguanta...¡¡aahhh!!...un poco más – siguiendo con las embestidas y llegando a la satisfacción total, mientras con una mano le empujaba el pecho hacía la pared y con la otra agarraba su melena, provocando que el agua cayera en el rostro del pelilargo y haciendo fuerza Goenji con su cuerpo, para que no se le cayera el cuerpo de Terumi de encima – ¡¡¡¡ya puedes Terumi!!!!...¡¡¡¡aaaaahhhh!!!! - finalizando los dos al mismo tiempo ese placentero momento, con la esperma de Terumi que los había manchado a los dos de cintura para arriba.

Goenji dejó al suelo al pelilargo, el cual se deslizó con la espalda a la pared, sentándose sin fuerzas al suelo y le siguió su compañero, apoyando su cabeza en el pecho del otro y quedando arrodillado delante de él. Ambos quedaron en esa posición, mientras sus respiraciones volvían a la normalidad y el agua de la ducha apagaba el ardor de sus cuerpos.

- ¿Qué será de nosotros ahora? - le preguntó Terumi – no quiero que me sigas mirando con esa cara llena de enfado – poniendo un tono de voz triste, del cual reaccionó muy rápido su compañero.

- Tranquilo, eso no volverá a pasar – le dijo Goenji, levantando la cabeza y acariciando el rostro del otro con una sonrisa - ¿y sobre nosotros...que es lo que quieres que seamos? - preguntándole con una sonrisa al ver las sonrojadas mejillas de Afuro Terumi.

- No lo se, me gustas Goenji...pero tengo miedo de lo que pueda decir la gente – dijo tristemente y apartando la mirada por la preocupación.

- Ya veo – agarrándolo de la barbilla y volver a tener el rostro de su amor delante los ojos – es normal que tengas miedo, es un amor un tanto especial.

- ¡Pero quiero estar contigo! - dijo rápidamente, por miedo a que se rompiera lo que había empezado de manera tan pasional.

- Lo sé – le dijo, sin poder evitar soltar una risas al ver la desesperación de sus palabras, - sé que te gusto, no has parado de mirarme, incluso hoy cuando estaba en el baño, no has podido resistirte a no mirar, aunque también tengo que decir que yo he hecho lo mismo, solo que más disimuladamente que tú – poniéndose de pie y parando el agua de la ducha, seguidamente ayuda a su compañero Terumi a levantarse del suelo, en ese momento éste resbala y ambos cuerpos vuelven a juntarse haciendo sonrojar a ambos – entonces, hasta que no te decidas, ¿qué te parece si quedamos como compañeros de vestuario? - dibujando una sonrisa pícara en su rostro y agarrando la cintura de Terumi con una mano y con la otra empujando la cabeza de éste hacía él, dándole esta vez un beso delicado, suave – ahora, será mejor que nos vistamos después de limpiarnos – acariciando el lubricante que tenía de Terumi por su pecho – y vayamos al restaurante.

- Sí, será mejor – volviendo su inseguridad dentro de él – seguro que nos preguntan porque hemos tardado tanto, ¿qué les vamos a decir?

- No lo sé – le dijo con una sonrisa – pero ya se nos ocurrirá algo - mientras encendía la ducha de nuevo y miraba detrás suyo a su amante, que encendía otra de las duchas, – es imposible que puedan pensar algo parecido a lo que a pasado – haciendo reír a su compañero y uniéndose él, como si hubieran contado algo muy gracioso.



FIN.

25 de febrero de 2013

Compañeros de Vestuario 1ª Parte de 2





El equipo de Inazuma Eleven como de costumbre estaba entrenando para el próximo partido que se acercaba. A pesar de que en sus agendas no había entrenamiento, todos y cada uno del equipo decidieron entrenar por ellos solos, sin supervisión del entrenador.

- Bueno Chicos, buen trabajo – les dijo el capitán a los chicos, felicitándolos por su trabajo – ya os podéis ir a casa los que queráis, los que no haremos otro partido – finalizando con una de sus típicas sonrisas de oreja a oreja.

- Yo ya no puedo dar un pelotazo más, tengo mucha hambre – quejándose Heigoro por su apetito como de costumbre y tocándose la barriga.

- Tú siempre tienes hambre – dijo Toramaru riéndose de él y de su cara de avergonzado al saber que no había mentira en esas palabras – te apetecería comer unos fideos con cerdo en el restaurante de mi madre, yo invito.

- En serio, claro que aceptó – abrazando de la emoción a su amigo.

- Alguien más se apunta? - sonriendo a sus amigos e intentando liberarse del abrazo asfixiante de su compañero.

- La verdad es que de tanto entrenar, a mi también me a entrado hambre – dijo Ryuugo – ¿te vienes Ichirouta? - preguntando al compañero que estaba a su lado.

- Lo siento Endo, pero esta vez estoy agotado y ya no puedo entrenar más – le dijo al capitán mientras se masajeaba los hombros.

- Tranquilos, podéis iros, la verdad a sido un entrenamiento muy duro el de hoy – dándoles permiso para irse a todos los que lo deseaban.

- Bueno, tengo una mejor idea – dijo Toramaru, al haberse ido la mayoría de las personas a los vestuarios a cambiarse, - Endo, cuando acabéis el partido los que os vais a quedar, venid al restaurante de mi madre también, así podremos hablar un poco y salir por el pueblo.

- Ésta bien, cuenta con nosotros – le contestó mientras Toramaru se dirigía a los vestuarios – bueno, ya sólo quedamos seis contándome a mi, así que haremos un partido de treinta minutos, tres contra tres, os parece bien? - preguntó a sus compañeros.

- Sí, pero podríamos hacer un descaso a los 15 minutos de partido? - preguntó Afuro Terumi y mirando de reojo a Goenji el cual lo estaba observando con un rostro serio.

- Ésta bien, ahora diré los equipos – mirando pensativo a sus compañeros – Terumi, tú iras con Fubuki y tú Saginuma serás el portero, luego Goenji y Kidou iréis conmigo – al ver que sus compañeros no decían nada, dio por sentado de que no había ninguna pregunta – entonces empecemos.

El partido a penas había dado comienzo, como ya todos daban el cien por cien de si mismos, todos intentaban llegar a la portería del contrario, pero ninguno daba tregua para defender su portería, tal y como era y debía seguir siendo el espíritu del Inazuma Eleven.

- ¡Tuya Goenji! - pasando el balón a su compañero, al ver que Fubuki se había lanzado al suelo contra él para arrebatársela.

Goenji con el balón en los pies, se dirigió a la portería de Saginuma y antes de entrar en el área lanzó la pelota al aire.

- ¡Torbellino de Fuego! - lanzando su potente disparo, pero quedando impresionado al ver que en el momento del contacto con la pelota, Terumi también había saltado en el aire delante de él.

- ¡Sabiduría Divina! - golpeando el balón al mismo tiempo, la fuerza de ambos golpes hizo que la pelota saliera disparada mucho más al aire y ellos perdieran el equilibrio, provocando que Terumi cayera encima de Goenji.

En ese instante, ambos cruzaron miradas y quedaron sumergidos en los ojos del otro, hasta que Goenji apartó la mirada aún lado y le contestó desagradablemente.

- Venga, ¿a qué esperas para levantarte encima de mi?; ¿es que tengo algo en la cara? - mirándolo con ojos de despreció.

A Terumi esas palabras le sentaron como un fuerte golpe en su corazón, no sabía a que venia esa mirada de despreció, ni porque estaba tan enfadado con él...aunque tampoco entendía porque las palabras de Goenji le afectaban tanto, como si necesitara la aprobación de éste para respirar...¿por qué se sentía como si le hubiesen dado la peor de las noticias?

- Perdona – le dijo, en el momento en que Goenji estaba de espaldas a él, manteniendo la mirada al suelo con tristeza, pero no hubo ningún tipo de respuesta por parte del otro.

El partido continuó y con los marcadores aún a zero.

- ¡Aullido de Lobo! - golpeando Fubuki la pelota con fuerza.

- ¡Mano Ultradimensional! - despejando Endo la pelota por encima del larguero.

Pasaron los primeros quince minutos y el capitán les dio permiso para refrescarse e ir al baño. Terumi entró a los vestuarios y se quitó la camisa dejando su pelo rubio acariciar su rosada piel, cogió una toalla y empezó a secarse un poco los abdominales y brazos, en el momento en que entraba Goenji, éste se quedo impresionado, mirando por unos instantes el torso desnudo de Terumi , aunque luego sin ninguna explicación lo volvió a mirar con una mueca en la cara y ojos llenos de furia.

Goenji se dirigió a los lavabos que había en la pared, al lado contrario de las duchas, Terumi no pudo aguantar la tentación de mirar, y observo como la mano de Goenji bajaba hacía su cintura, cuando le vino a la mente aquel primer contacto en el suelo, cunado volvió a la realidad se dio cuenta de que Goenji lo estaba observando.

- ¡¿Qué estas mirando?! - le dijo con tono brusco, haciendo reaccionar a su compañero con inseguridad, agachando la mirada por segunda vez en aquel día, sonrojado y con el corazón acelerado.

Para que las cosas no fueran a peor, decidió que era hora de regresar al campo de fútbol con los otros y dejando atrás a un Goenji con mal humor en los vestuarios.

- ¡Maldita sea! - dijo Goenji, golpeando la pared cuando ya no hubo ningún rastro de Terumi – ya no aguantó más, ya no puedo aguantar esta situación, esto tiene que acabar – y cuando ya estuvo más calmado, salió del vestuario para acabar el partido.

Los últimos quince minutos fueron igual de intensos, todos chutaban a portería pero nadie conseguía marcar. Terumi en aquella última parte del partido no podía quitarse de la cabeza aquellos últimos momentos en el vestuario, cuando Goenji se bajaba el pantalón al lado de las duchas.

Lo que provocó en él, que cada vez que se tenían que enfrentar para apoderarse del balón, Terumi se sonrojaba y no ofrecía resistencia dejando pasar el balón junto con su compañero, lo que hizo que Goenji se diera cuenta del efecto que creaba su acercamiento a Terumi y lo mirará con más odio aún por un motivo que él otro no lograba comprender.

Al acabar el partido, todos fueron a los vestuarios excepto Goenji y por obligación de éste, Terumi. Ambos quedaron al campo para recoger el material de fútbol del instituto. Cuando llegaron a los vestuarios, los demás ya estaban saliendo.

- ¿Queréis que os esperemos? - preguntó Endo a Terumi, aunque no fue éste el que respondió.

- No es necesario, nosotros vendremos al restaurante – dijo con tono serio y mirando de reojo a Terumi con frialdad.

- Ésta bien, como quieras Goenji – dijo perplejo, por el extraño comportamiento de su amigo - ¿Qué le pasa? - les preguntó al resto de compañeros, mientras se alejaban de Goenji y Terumi, que habían entrado en los vestuarios.

- Debe de estar con una de sus rabietas por no estar satisfecho de que haya hecho un buen entrenamiento, pobre Terumi, seguro que pagará los platos rotos – dijo con una sonrisa Kidou – vamos, lo normal de Goenji, hacer pagar a los demás sus enfados – haciendo reír al resto de los compañeros.

- ¿Por qué les has dicho que no nos esperen? - le dijo, inseguro a que hubiera sido buena idea decirle algo.

- ¡¿Es que acaso los necesitas?! - preguntó de manera cortante, lo cual provocó que Terumi se cabreara al estar ya harto de que le contestase de esas maneras, sin ningún motivo aparente.

- ¡Oye Goenji, no sé que he hecho para que estés enfadado conmigo , yo solo quiero que sigamos siendo amigos! - le dijo enfadado y mirándole con furia, del mismo modo que lo había estado mirando a él.

Goenji se quitó la camisa mientras caminaba hacía Terumi, decidido y con cara de pocos amigos, de repente lo agarró de una mano y se lo llevo a la fuerza debajo de una de las duchas. Terumi al estar atrapado entre los brazos de su amigo y la pared de detrás suya, haciendo que se sintiera como un ratón sin salida y se sonrojara, sintiéndose intimidado por ese rostro serio y en silencio a apenas unos centímetros de su cara, el corazón le palpitaba sin control.

- ¿Q...Qué estas haciendo? - le dijo con voz entrecortada y frágil, e intentando evitar la mirada de su amigo para que todo su cuerpo no se estremeciera, con la presencia de su compañero de equipo.

- ¡Cállate! - le volvió a responder con firmeza, aunque su cara cambió de seriedad a más bien nerviosismo e inseguridad por algo, cortando él esta vez, por unos momentos el contacto visual, seguidamente abrió la ducha dejando empapados a ambos.

- ¡Pero qué...! - dijo exaltado Terumi, al ver su uniforme completamente mojado y pegado a su cuerpo, haciendo resaltar sus abdominales y pectorales, pero en cuando quiso terminar la frase, Goenji había puesto su boca encima de la de él, sintiendo como su compañero adentraba su lengua en su boca, explorando el territorio, hasta que encontró a su habitante y empezó juguetear con él.

Al cabo de unos instantes, Goenji se apartó un poco para dejar respirar al chico rubio y de pelo largo, él cual había quedado sorprendido, ese beso le había hecho encender un fuego incontrolable en su interior, tenía miedo de lo que se imaginaba que iba a pasar, pero tampoco podía hacer nada, ya que su cuerpo había quedado paralizado, ese contacto entre labios y lengua fue una droga para cada fibra de su ser, impidiendo que pudiera mover ningún musculo, su cuerpo y en lo más profundo de su ser, le pedían más y no iba a moverse de allí hasta que tuviera lo deseado.

- Terumi, es cierto, siempre estoy enfadado contigo, pero eso es porque mi cuerpo y mi alma se sienten atraídos por ti – volviendo a acortar la distancia entre ellos, al ver que Terumi abría sus ojos como platos, al escuchar esas palabras – por eso no podemos seguir siendo amigos, porque ya no puedo verte de esa forma y... - haciendo un silencio para poner sus manos encima de los hombros del pelilargo – y me da rabia pensar que todas esas cosas indecentes que hago en mi habitación, son por un chico...por ti, eso me cabrea y me cabreaba que no me atreviera a contártelo, pero ya no puedo más...te deseo y quiero que seas mío – acercando su boca al cuello de su anonadado compañero – quiero todo tu cuerpo – pasando de palabras a un susurro, mientras besaba y lamía su cuello, escuchando su respiración como se aceleraba – lo quiero todo de ti.

Las manos de Goenji seguidamente, le quitaron la camisa, dejando al descubierto aquel cuerpo que tanto le atraía y que en esos momentos gran cantidad de agua recorría por esa piel, mientras el pelo empapado y fino de Terumi cubría media parte de su propio rostro. Los besos descendieron del cuello hasta los pezones, provocando un primer orgasmo involuntario del atractivo chico de la melena rubia, los lametones empezaron a bajar hasta los abdominales, hasta que descubrió algo que le excitó a seguir con más empeño, los pantalones mojados de Terumi hicieron que se pegaran a su cuerpo, haciendo sobresaltar ese gran bulto en medio de las piernas, dando a entender a Goenji que hacía una gran trabajo.


Continuara...

18 de febrero de 2013

Una Enfermedad no nos separará 11ª Parte






- Espero que te guste el helado de limón Rikimaru – mirando al chico con una sonrisa al ver que estaba sonrojado suponiendo que era por la calor.

- S...Sí, me encanta el helado de limón – intentando controlar su respiración y su pulso, al pensar que la madre de Dan estaba tan cerca de poder notar su tienda de acampada bajo los pantalones.

Al dejar la bandeja en medio de ellos dos y volver a ponerse de pie, los ojos de Chika captaron una marca desagradable en el estomago de Rikimaru, y otra en la muñeca con la que cogía la copa del helado. Aunque eso le preocupaba, no por pensar mal de Rikimaru ni nada parecido, sino más bien porque le preocupaba el bien estar de ese buen niño, decidió callar ya que sabía muy bien que podría incomodar el ambiente y ahora no era esa su intención, ya que al ver la cara de su hijo pudo recordar que hacía tiempo que no le veía tan feliz.

- Que os aproveche, luego en acabar dejadme la bandeja en la cocina y no os olvidéis de hacer la tarea, vale Dan – le dijo con una sonrisa.

- Esta bien mama, gracias por las galletas – respondiendo su madre con otra sonrisa, su madre tenía una sonrisa preciosa, apenas ya se acordaba de ella, hacía tiempo que su madre no se la notaba tan alegre y eso le lleno mucho por dentro al rubio.

Al cabo de una hora de darse de comer el uno al otro el postre y reír como nunca antes lo habían hecho, llevaron la bandeja a la cocina y se fueron a la habitación dispuestos a hacer la tarea. Al entrar, el castaño fijo su mirada en algo que había pasado desapercibido anteriormente, eran unos cuadros colgados en la pared de la parte derecha de la habitación que les daban la espalda justo al entrar por culpa de la puerta.

- Me gusta éste, es muy bonito y tierno – girándose hacia el escritorio en el que estaba su compañero al soltar una risa de burla, mientras empezaba a sacar el material del instituto de su mochila – ¿quién es el pintor? - ignorando esa risa de su compañero.

- Creo que un idiota que no sabía que hacer en su infancia y se dedicó a dibujar, influenciado por sus sentimientos – riendo a la cara de pasmado que le estaba poniendo su amigo.

- Será broma, ¿no? - inseguro de haber pillado una indirecta de su compañero con esa frase.

Aún con la risa en la cara, Dan se acerco a la pared y descolgó el cuadro, quitando el marco al dibujo de una madre besando la frente de su bebe, que tanto le gustaba a su amigo.

- Toma, compruébalo por ti mismo, gira el dibujo – dándole el dibujo a las manos y observando la cara de duda de su compañero.

- No puede ser – dijo incrédulo al ver el nombre de su novio detrás de aquel dibujo pintado a pincel - ¿sabes dibujar?, la verdad eres muy bueno, no lo sabía.

- Hay muchas cosas que aún te faltan por descubrir conmigo – riendo al ver la cara de enfado por hacerlo sonrojar, sin haber tenido ninguna intención en que se mal pensara.

- Podrías dedicarte a esto, tienes mucho talento – sentándose en la cama con las pies cruzados encima de ella.

- No gracias – volviendo a poner el dibujo en su marco y devolviéndolo en su sitio correspondiente para luego sentarse al lado de su guapo amigo – es algo que me gusta hacer como hobby, no me gustaría que tener que hacerlo por obligación y llegar a aburrirme de ello.

- Suponía que dirías algo así, es una pena, me gusta mucho como dibujas – le dijo sincero y con una sonrisa de felicidad ya que era lo que sentía solo con mirarlo.

- Bueno, puede que algún día haga un dibujo de ti – acercándose a cuatro patas a su cara y lamiendo su mejilla muy perversamente.

- ¡ Basta ya !, no seas un salido – sonrojándose y dándose cuenta por la sonrisa de su compañero que había reaccionado tal y como esperaba el otro.

-Bueno, hagamos la tarea – lanzándose a la boca de su chico con un beso muy romántico y caluroso, que cogió de imprevisto al pelirrubio – o tus padres nos regañaran.

- Lo que tu digas profesor – sonriendo mientras observaba como su chico le daba la espalda, preparando la tarea encima de la mesa, en su interior ya no podía residir más alegría y entusiasmo hacia ese chico.

Las horas fueron pasando y Rikimaru al haber acabado en apenas dos horas, aprovechó en ayudar a su novio que estaba en apuros con historia, ya que la semana siguiente tendrían el mismo examen y sin saber el día, que era lo más preocupante para Rikimaru, ya que no sabía el tiempo del que disponía para enseñar a su pareja.

De pronto, el ruido del teléfono electrónico altero a Rikimaru al cogerlo por sorpresa.
<< Dan, empezad a ducharos y cuando acabéis, venid al comedor que la cena estará lista dentro de un rato >> - le dijo Chika a su hijo, mientras éste se levantaba del escritorio y cogía el teléfono.

-
<< Muy bien madre, ahora nos duchamos >> - contestando a su madre, mientras miraba a Rikimaru con una sonrisa.

Al colgar seguidamente fue al armario y cogió una toalla que lanzó a su compañero.

- Ve a ducharte Rikimaru, mientras yo acabaré de hacer el último esquema del temario – mirando raramente el nerviosismo que desprendía su compañero – ¿que te pasa?; ¿estas muy sonrojado?

- No...no es nada, simplemente tengo calor – abandonando el lugar de al lado del escritorio y caminando a paso ligero y rápido hacia el baño.

Dan no había quedado satisfecho con esa respuesta pero tenía que estudiar historia, así que dejo de pensar en ello.

- ( Estoy temblando de los nervios ) - mirándose de repente las manos como tenían un pequeño temblor - ( espero que no entre en el baño y me vea desnudo ) - sonrojándose simplemente por el hecho de que su amigo lo viera como dios lo trajo al mundo, sería bochornoso, mejor era ni pensarlo.

La ducha fue la más rápida de su vida, tan rápida que en apenas cinco minutos se había duchado y ya estaba vestido con la ropa interior, ahora ya estaba más calmado y con el pulso volviendo a su normalidad.

- ¿Ya te has lavado?; ¡que rapidez! - dijo asombrado al ver que apenas había empezado el último esquema y su compañero ya había salido del baño con el pijama liso de color grisáceo.

- Bueno, tampoco exageres – era una respuesta estúpida, pero algo le tenia que decir para que no supiera el motivo de que se hubiera duchado tan rápido – déjame yo te acabo el esquema y tu ve a ducharte – como era un esquema para estudiar no tenía que entregarlo al profesor, por lo tanto se lo podía acabar él, y de esa forma se libraba de que le hiciera preguntas.

Al cabo de un tiempo, Dan llama a Rikimaru y éste detrás de la puerta escucha la petición de su amigo.

- Rikimaru se me olvido la toalla, puedes entrar con una.

- ¡¿Qué?! - dijo incrédulo, ¿tenia que entrar en el baño estando Dan desnudo?, no podía creérselo, tantos nervios para que el rubio no lo viera y con las prisas a hecho que su amigo se dejara la toalla, y ahora él tenia que entrar para darle una - ( eres un estúpido ) - pensó, sonrojándose al ver que vería a su compañero desnudo.

El pobre chico experto en historia, ahora se encontraba temblando detrás de un puerta de baño por miedo a ver a un chico desnudo y no poder entregarle una toalla.

- Aquí tienes Dan – abriendo la puerta apenas un centímetros para que entrara su mano.

- Estoy dentro de la bañera, no puedo salir o me voy a resfriar – le dijo, aguantando las risas comprendiendo el porque su amigo no quería entrar en el baño.

- Toma, cógela – abriendo la puerta rápidamente y lanzando la toalla en dirección a la bañera.

Dan había quedado sorprendido y muy satisfecho de ver hasta el punto en que tenía vergüenza su compañero. No había tocada la toalla con su manos y su novio ya había salido del aseo.

Al salir del baño, Rikimaru observó como había cogido la misma ropa de antes y no se había puesto el pijama, al no querer darle importancia no podía ni imaginarse lo que significaba. Seguidamente salieron de la habitación y se dirigieron a la sala de estar, dónde el ambiente era muy acogedor y agradable.

Los padres de Dan, Chika y Kisho los estaban esperando en la mesa, los dos chicos se sentaron uno al lado de otro, dándoles la cara.

- ¿Tienes hambre Rikimaru? - preguntó Chika, con una sonrisa.

- Sí, mucha la verdad – le dijo sonrojado, ya que aún le faltaba un poco más de tiempo para acostumbrarse a los padres de su novio secreto.

- ¿Entonces, a que esperamos todos?; a comer – dijo Kisho, invitando al resto a empezar a cenar.

La cena fue mucho más calmada en todos los sentidos que durante la comida al llegar del colegio. Al acabar, Chika se fue a coger el postre y su hijo aprovechó la ocasión para hablar a solas con ella en la cocina, sin pensar que dejaba a Rikimaru, asustado e inseguro con su padre.

- Mamá, quiero pedirte una cosa – le dijo en voz baja para que no lo pudieran escuchar de la sala de estar.

- ¿Qué es lo que quieres? - le preguntó con una sonrisa, mientras sacaba un bizcocho de chocolate del horno.

- Me preguntaba si sería posible, que nosotros pagásemos a Rikimaru el cursillo de artes marciales haya donde voy yo, por las molestias de que él me ayude con las clases de repaso – estaba algo nervioso ya que nunca había hecho ningún trato parecido con nadie ni por nadie.

- Es una buena idea, – le dijo sonriente - ¿sabes si Rikimaru quiere hacer artes marciales?.

- Lo más seguro es que quiera – le dijo sonriente - ( Así como es, donde vaya yo ira él ), pero me preocupa más Kisho.

- Ésta bien, no te preocupes por él, yo me ocupare del asunto, ahora creo que deberíamos ir a la sala de estar, tu amigo no debe estar muy a gusto todavía con Kisho – le dijo sonriente a su hijo.

- Sí, tienes razón – riendo a lo que había dicho su madre, sabiendo que era cierto.

Al llegar de nuevo a la mesa, Dan pudo comprobar que Rikimaru se encontraba algo nervioso al haber pasado tanto tiempo solo con Kisho. Al acabar de cenar, todos se sentaron en los sofás y miraron durante una media hora la televisión hasta que, el padre los envío a dormir.

Mientras iban dirección a la habitación, el pulso de Rikimaru se aceleraba de cada vez más y más, hasta que llego el punto en que estaba preocupado de que su amigo pudiera también escuchar su palpitante tambor que resonaba en su interior.

¿Por qué estaba tan nervioso?; si ni siquiera aún habían entrado en la habitación y Dan no había dicho nada en todo el camino, ¿ podría ser por ese mismo silencio de Dan, que estuviera tan nervioso?.

Al entrar en la habitación, Dan encendió la luz y se fue al baño para limpiarse los dientes, al salir fue el turno de Rikimaru, mientras se cepillaba los dientes sus orejas no podían de dejar de escuchar todos y cada uno de los ruidos que hacía Dan. En esos momentos todo era muy grande para Rikimaru, el ruido de los zapatos que se sacaba su compañero, la cremallera de los pantalones al bajar, todos esos ruidos eran demasiado para el corazón de Rikiamru, le iba a dar algo como no se calmara, al ver su estado patético en el cristal, se puso agua fría una par de veces en la cara y se la seco.

Al salir, lo que sus ojos buscaron primero de todo, fue la ropa de Dan, la cual estaba en la silla del escritorio colgada. A continuación hecho un vistazo a la cama y allí pudo encontrar a su querido amigo rubio esperando a que entrase en la cama, con los pectorales y abdominales al desnudo.

- ¿Qu...Qué haces desnudo? - le pregunto nervioso sin poder creer lo que estaba viendo - ¿ es que no te pones pijama para dormir? - los colores se le empezaron a subir en la cara, y Dan se dio cuenta de ello.

- No estoy desnudo, estoy en ropa interior para ser más exactos y siempre he dormido así – le dijo sonriendo al ver las mejillas sonrojadas del castaño – venga, entra en la cama que no voy hacerte nada.

El castaño estaba muy excitado y nervioso, su estomago estaba hecho un nudo y no era capaz de poder articular palabra, así que con toda la rapidez que le dio su cuerpo se metió en la cama y se cubrió con las sabanas hasta la cabeza. Ya estaba dentro, ya había pasado por lo peor o así sería mientras no lo mirase a la cara, aunque tampoco tendría que hacerlo si la luz se apagaba lo más rápido que fuera posible. Quería desparecer, tenía miedo de lo que pudiera pasar pero tenía que ser sincero consigo mismo, quería que algo pasara esa noche entre ellos, pero al ser inexperto en esas cosas no podía dejar de pensar en lo vergonzoso que resultaría para él toda esta situación.

- Bueno voy a cerrar la luz – le dijo sonriente al ver lo nervioso y acobardado que estaba en comparación a antes en la piscina.

No hubo respuesta del castaño por las palabras de su amigo, pero dentro de él sintió un gran alivio al ser rodeado por la oscuridad y ser invisible a los ojos de su compañero. Lo que no sabía es que Dan esperaba el momento de empezar, para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad y pudiera distinguir a su querido amigo. En el momento en que ya pudo distinguir a Rikimaru de las sabanas, empezó el juego.

Enseguida Rikimaru empezó a notar la respiración de su compañero al lado de su oreja, era excitante aquel ruido entre la oscuridad de la noche, seguidamente pudo notar las manos de su compañero entrando dentro del pijama y acariciado su barriga, subiendo cada vez más hasta los puntiagudos pezones que se le habían puesto al castaño.

- Dan, me has dicho que no me harías nada – sus palabras eran bajas pero su respiración y excitación era enorme.

- Te mentí – le contestó simplemente el rubio, agarrándolo por la barbilla y girando la cabeza de su chico para besarle apasionadamente e introduciendo su lengua sin permiso y jugueteando con la de Rikimaru.

Aquellas caricias, aquellos besos y aquella lengua era un gran afrodisíaco para el castaño, estaba a punto de perder el control de sus acciones y de ello se dio cuenta Dan, cuando los brazos del castaño lo atraparon por la espalda, tocando cada uno de su músculos con fuerza, acariciando bruscamente las costillas del rubio, besando su cuello como si fuera el objeto más preciado y tuviera que cuidarlo con sus mimos.

Rikimaru pudo notar de repente como sus piernas habían vuelto a quedar atrapadas entre las del rubio y las tenía completamente inmovilizadas, aunque tenía gran parte del tiempo los ojos cerrados por su nerviosismo, sus orejas pudieron captar un ruido metálico que debía provenir de su compañero.

- ¿Qué haces? - le pregunto al rubio, intentando ver en la oscuridad algo que pudiera darle alguna pista.

- No es nada, relájate – le dijo, mientras con sus manos le quitaba el jersey del pijama y jugaba con sus pezones con la boca.

Rikimaru no podía evitar estar de cada vez más excitado al comprobar con sus pies, que Dan estaba posiblemente encima suya rodeándolo con las rodillas, sin pantalones y con un bulto que podía notar con el suyo propio, solo de imaginar que era lo que estaba rozando con su pantalón del pijama, aquello hacía que su tienda de acampada fuera más visible o dadas las circunstancias más fácil de detectar entre la oscuridad.

En cuanto el rubio puedo tener las dos manos de su chico acorraladas encima de su propia cabeza, el castaño noto como un frío metal, rodeaba sus muñecas sin poder permitirle separarlas.

- ¿Me has atado?; ¿qué has hecho? - le preguntó nervioso y esforzándose más para poder observar encima de su cabeza lo que era que le impedía tener más movilidad.

- No es nada, sólo te he atado para que no puedas descontrolarte a tus anchas – al escuchar el metal de las esposas un par de veces, aunque no podía verlo con toda claridad, sabía que su compañero intentaba deshacerse – no podrás romper las esposas, son de metal y sólo yo tengo la llave – seguidamente lo volvió a besar en los labios, mientras con una mano se introducía en el pantalón, atravesando seguidamente la ropa interior y llegar al órgano que hizo soltar un melodioso ruido a su compañero, dando a entender por el tacto húmedo del pene de Rikimaru y su orgasmo que estaba preparado para llegar al clímax con unos juegos más serios.



Continuara...