25 de abril de 2012

Una Enfermedad no nos separará 7ª Parte



A la mañana siguiente, Rikimaru se levantó muy contento...no sabía exactamente porque, pero no le dio importancia, al terminar de desayunar se fue al colegio y allí lo vio...a Dan, su compañero al que quería tanto, y esté ya lo sabía...ahora ya sabia el motivo de su felicidad era la misma que le transmitía al solo mirar a ese chico rubio, y con esos ojos azules que le atravesaban su alma.

Ambos fueron a clase, pero Rikimaru notó que el comportamiento de Dan era muy raro...se le veía nervioso por alguna cosa y apenas habían hablado hasta llegar a la clase, al decir verdad solo se habían dicho buenos días. Al entrar el profesor y pasar lista, Rikimaru observó como había una persona que no estaba, había una mesa de la primera fila pegada a la pared izquierda vacía...era la de la chica del día anterior, la que los había saludado por el coche antes de que ellos hubieran acabado en ese beso, que no había hora en que no pensara en ello.

- Dan, te acuerdas de aquella chica que nos saludo ayer con el coche?...mira hoy no a venido a clase – le dijo con tono de preocupación.

- Y que te preocupa de eso? - le dijo sin saber a que venia tanta inquietud.

- No se...- le dijo preocupado mirándolo a la cara – son demasiadas casualidades – de pronto, Rikimaru coge un trozo de papel de una hoja de su cuaderno, con cuidado a que el profesor no les prestará atención a ellos en ese momento, se pone a escribir y luego se la pasa con mucho cuidado por debajo de la mesa.

Dan cogé el trozo de papel, y lo mira con interés a lo que a escrito su compañero: “ No crees que es demasiado casual, que ayer nos saludará, nosotros luego nos besáramos, y que hoy no aparezca en clase...crees que lo sabe???? “ - Dan hecho una sonrisa al comprobar con ese texto, lo que se come la cabeza su compañero por cualquier cosa.

- No te comas tanto la cabeza por eso, es imposible que lo sepa, debe estar enferma – le dijo con un tono muy flojo y con una sonrisa.

- Por cierto, estas algo raro o me lo parece a mí? - le dijo Rikimaru con interés.

- Es por algo que te tengo que decir, pero no ahora, sino a la hora del patio – le dijo Dan, mirando por el rabillo del ojo al profesor.

Al salir al patio después de unas horas bastante aburridas ya que no habían podido hablar mucho, ambos se van a la parte trasera del colegio como de costumbre y se sientan al lado de las flores.

- Que era lo que me tenias que decir? - le preguntó Rikimaru, mientras buscaba en su mochila la merienda.

- Bueno mi madre, quería que me dieras el numero de teléfono de tu madre, si lo tienes – le dijo con nerviosismo.

- De mi madre? Para que? - le preguntó muy sorprendido.

- Es para pedirle permiso, para que te deje venir a mi casa a dormir – le dijo Dan, con unas mejillas que empezaban a sonrojarse.

I porque te pones tan nervioso? - agarrando una mano de su compañero y acariciándola con ternura, sin saber como reaccionaria su compañero.

Porque... - se mira a Rikimaru en el momento de aquel contacto de manos y con el pulso acelerado, le manda una mirada de ternura para agradecerle ese acto – no se si a ti te apetece.

Apetecerme dices?, no creo que haya cosa que me haga más ilusión...claro que si, baka – sonriendo-le por esa última palabra – pero por lo que si te tendrías que preocupar, es por si mi madre dice que sí.

- Bueno de eso, tampoco hace falta que tu te preocupes, mi madre es muy perspicaz...pero de verdad que te apetece estar en mi casa? - le dijo con nervios, y devolviendo las caricias a la mano de Rikimaru.

- Claro que sí, a ver si esto te lo demuestra – le dijo con una sonrisa.

- El que? - preguntó, sin esperarse que de pronto Rikimaru se le abalanzará con un beso lleno de ternura en los labios, haciendo que se sonrojara.

- Te he convencido? - le dijo con una sonrisa.

- Callate, eso se avisa – le dijo con un gran sonrojo.

- Jajajaja, perdona – le dijo con una sonrisa traviesa.

- Entonces me puedes decir el numeró y se lo enviare a mi madre por sms – separando la mano de la de Rikimaru, para poder coger el móvil de su bolsillo.

Al salir del instituto, la madre de Dan los estaba esperando fuera del coche haciéndoles señales para indicarles su posición. Rikimaru al ver la madre de su chico, se dio cuenta de quien había heredado ese pelo rubio, y aquellos ojos que tan hipnotizado lo dejaban, a simple vista parecía que la familia de su compañero tenia mucho dinero, ya que al acercarse lo bastante al coche, pudo comprobar que la ropa que vestía su madre era de una marca muy cara que él había visto muy a menudo a las revistas de su madre, si no recordaba mal había visto cosas como una simple falda vaquera, que su precio llegaba a los 500 $. Su madre vestía en esos momentos un gran vestido blanco desde los pechos hasta por debajo de las rodillas, con una cinta rosa por la cintura, y cubierta por abundante pedrería del color del vestido y de la misma cinta.

- Hola, me llamo Chika, encantado de conocerte – le dijo con una sonrisa.

- Yo me llamo Rikimaru, encantado de conocerla señora – le dijo con nervios y miedo a meter la pata en decir algo que pudiera tomarse como falta de educación.

- Puedes llamarme por mi nombre, lo de señora parece de gente muy mayor – le dijo con una sonrisa.

- ( Vaya ya e metido la pata, que estúpido soy ), esta bien, perdona Chika – le dijo con el pulso acelerado y con la mente trabajando a toda maquina, para prepararse a la posible conversación que pueda surgir.

- Tranquilo, no pasa nada...ahora subid al coche, y tranquilo tu madre te a dado permiso para venir – mirando a Rikimaru con ternura y luego a su hijo con una sonrisa, seguidamente les abre la puerta y ella se sube al coche.

- Pasa tu primero - le dijo Rikimaru a Dan.

- Estas nervioso? - le preguntó con curiosidad y una sonrisa en la cara.

- Un poco...bueno, tal vez mucho – haciendo un suspiro y intentar tranquilizarse lo más posible.

- Entonces mira de tranquilizarte – y con una risa, Dan se subió al auto seguido de su compañero.

Durante todo el trayecto, el ambiente dentro del auto era de un silencio muy incomodo, apenas Rikimaru abría la boca para guiar a la madre de Dan, cuando tenia alguna duda por donde ir dentro del pueblo, y Dan lo único que hacia era mirar a Rikimaru y aguantarse las ganas de reír, ya que nunca había observado el rostro tenso y nervioso de Rikimaru.

- Tu madre me a dicho que ya te lo tendría todo preparado al llegar – le dijo Chika, mientras aparca delante de la casa que Rikimaru le había señalado – nosotros te esperamos aquí.

- No tardó – le dijo intranquilo, ya que nunca le había gustado hacer esperar a la gente.

- Tranquilo, tomate el tiempo que necesites, nosotros te esperaremos – sonriendo-le con dulzura por la ventana.

- Parece muy educado Rikimaru – girando la cabeza hacia la parte trasera del coche para mirar a su hijo.

- Te a caído bien? - le dijo Dan sorprendido.

- Claro, porque tendría que caerme mal? - le dijo sin entender del todo a que venia esa pregunta.

- Bueno, no sera por las peleas que hemos tenido, para que pudiera hacer algún amigo – respondiendo a su pregunta sin pensar, al darse cuenta de lo dicho – perdona mama no era mi intención decir eso.

- Tranquilo, no pasa nada...pero si tu padre y yo no dejábamos que hicieras amistades en el pasado era por tu enfermedad, para que no pudieras contagiarla a nadie, ahora que eres más mayor creo que sabes ya lo que esta bien o esta mal...y recuerda que puedes hacer daño a la gente con esa enfermedad – Rikimaru al oír esa respuesta, no hubo reproche alguno de su parte, ya que sabía que su madre tenia razón.

Rikimaru antes de entrar en la casa, se había imaginado a su madre seria y culpándolo a él de haber pedido a su compañero que le dejara quedar en su casa, pero lo que se encontró al entrar fue a su madre salir de la cocina con una sonrisa.

- Hola Rikimaru, en tu habitación tienes preparadas todas las cosas, mira si falta algo – le dijo con una sonrisa, Rikimaru al verla tan contenta, una felicidad también lo invadió.

- Esta bien, gracias mama – le contestó con una sonrisa, y corriendo hacia su habitación.

Al entrar en su habitación pudo comprobar, como había una mochila llena de ropa con todo lo necesario para todo el fin de semana encima de su cama, seguidamente al darse cuenta de donde tenia que ir a dormir, se acordó de una caja que con solo de pensar en su utilización con Dan, en su interior una gran excitación empezaba a surgir hasta que se dio cuenta que su entrepierna que hasta ahora había pasado desapercibida y dormida, ahora le era imposible salir de la habitación ya que un gran bulto se marcaba en sus pantalones, rápidamente se los cambio por unos mas estrechos, y aunque él aún sabia como la tenia, al menos ya no se veía desde el exterior, cogió la caja de preservativos de dentro de un cajón del armario, lleno de ropa y la metió dentro de su mochila pero antes sacando un par para meterse-los dentro de los bolsillos. Al salir su madre le preguntó lo que obviamente él sabia que le iba a preguntar.

- Porque te has cambiado de ropa Rikimaru? - le preguntó, con curiosidad y extrañeza.

- Es que estaba algo sudado y la ropa se me pegaba en la piel, estaba incomodo – aún sabiendo que era una respuesta muy acertada, no podía dejar de temer esa pequeña probabilidad de que descubriera eso tan embarazoso.

- Esta bien, bueno que te lo pases bien, y mañana os llevare algo de comida a la casa de tu amigo – despidiendo a su hijo en la puerta de la casa con un beso.
En ese momento apareció la cabeza de su padrastro desde la sala de estar, que lo miraba con odio aprovechando la ocasión de que su madre miraba en el exterior y él era él único que lo podía ver. En cambio por una vez las cosas no le salían como había planeado desde hace mucho tiempo, esa mirada era para hacer estallar la ira de Rikimaru y así arruinarle la excursión, en cambio Rikimaru al darse cuenta de su objetivo, le responde con una sonrisa de las que suelen decir << jodete cabrón >>, y vuelve a prestar atención a su madre, evitando las miradas de odio de su padrastro Kenshi.

- ( Ya me las pagaras, maldito niñato...voy hacerte la vida imposible, de mi no se ríe nadie ) - esos pensamientos no hacían mas que aflorar su odio hacia Rikimaru, y al darse por vencido al no poder hacer nada para fastidiarle la acampada, da media vuelta y se dirige a ver la televisión como de costumbre.

- Pero sabes donde vive? - le preguntó Rikimaru, con ganas de averiguar como los encontraría.

- Claro, su madre me a dado la dirección, ya se lo e dicho a ella también de que os traería comida, así que no te preocupes por eso, anda vete – despidiendo finalmente a su hijo con una mano mientras se iba hacia el auto.

De camino a la casa de Dan, Chika aprovecha para conocer más a fondo al compañero de su hijo.

- Prácticas algún deporte Rikimaru? - le dijo con tono amable.

- Ahora no señora...digo Chika – le contestó algo avergonzado en su interior al pensar que la madre de Dan lo viera como un chico vago.

- Que deporte realizabas antes? - intentando preguntar con delicadeza, al ver los nervios de Rikimaru, que esté intentaba disimular lo mejor posible.

- Bueno, he hecho unos cuantos, mi primer deporte fue tenis, lo practique durante unos años y luego bueno hice natación simplemente para saber nadar mejor, y lo último que he practicado fue baloncesto, ahora hace unos 3 años que no hago nada.

- Y que haces durante todo el día? - le preguntó con una mayor curiosidad en esa pregunta.

- Bueno, prácticamente siempre suelo leer algún libro de vampiros o magia – volviendo a ponerse nervioso al pensar que la madre de Dan de cada vez más lo viera como un bicho raro.

- ( Ahora tiene sentido el porque Dan dijo que había sido el mejor de la clase en el examen de historia, esta hecho todo un empollón ), eso me gusta mucho Rikimaru, a mi también me gusta leer mucho...bueno ya hemos llegado – dijo Chika entrando con el auto por una enorme puerta de hierro y pasando por un camino que estaba rodeado de un enorme y verde jardín.

Al cabo de unos segundos aparcó en un patio donde había otro coche, también muy caro. Al salir del auto a Rikimaru ya hacía un buen rato que el corazón le iba muy acelerado para ser más concretos desde que habían entrado por esas puertas con el coche, su cabeza estaba completamente en blanco, no sabía que pensar, que hacer, lo único seguro que sabía es que si no se movía de ahí, evitaría conocer al padrastro de Dan, la cual cosa le ponía aún más nervioso al no saber a como iba a reaccionar esté.

- Oye, tranquilizate no te pasará nada, yo estoy aquí – le dijo al oído a Rikimaru al verlo tan abrumado por la situación en la que se encontraba, de verdad que Dan no daba crédito al comportamiento de su compañero sentimental...no se habría imaginado nunca esa reacción de parte de él.

- Crees que le voy a caer bien a tu padrastro – le dijo en voz baja, con cuidado a que Chika que iba delante y que lo guiaba hacia la puerta lo oyera.

- No lo sé – Dan sabía que la respuesta que esperaba Rikimaru era algo más positiva, pero le había dicho la verdad, ya que al estar tanto tiempo sin hablar con él y hacer como si aquella persona fuera un extraño, al final ya no sabía ni describir como era Kisho.

- Gracias por esta respuesta tan tranquilizadora – le dijo con la voz temblorosa y con la saliva al cuello.

- Jajajaja...quieres tranquilizarte solo tienes que presentarte y nada más, además según lo que te diga yo estoy aquí...vale? - le preguntó para saber si su amigo se había conseguido tranquilizar aunque fuera un poco.

- Vale – la respuesta fue breve, pero esas palabras “
además según lo que te diga yo estoy aquí...vale? ” lo habían confortado, se sentía protegido, sentía que no estaba solo, que había alguien ahí para apoyarse.

Mientras la madre de Dan buscaba las llaves de la puerta, Rikimaru decidió para despistar un poco su mente, el exterior de la casa, tal lujo no le asombraba, lo que si de verdad no se podía creer era, que la casa que tantas veces se había quedado mirando por sus bellos jardines, era las misma que la de aquel chico que había conocido en clase y que ahora quería con locura, no le encontraba respuesta a esa enorme coincidencia, pero le gustaba pensar que era cosa del destino que los había unido, y nada los iba a separar.

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