Despedida
La noche era fría, el cielo esa
noche estaba hermoso, todo el era una gran constelación de estrellas
y la luna era más brillante que de costumbre.
Una
chica derramaba lagrimas mientras contemplaba el cielo estrellado y
oscuro como su pelo, sus ojos solo reflejaban la tristeza.
- Te extraño tanto – hablando en voz alta por si misma, con un tono de desesperación – no pude despedirme de ti, ni darte las gracias por todos esos momentos felices que me diste como amigo – cerro los ojos y se puso a recordar uno de los días más divertidos que paso con él.
En su cabeza le vino a la mente un día caluroso de verano en el que ella y él fueron a la playa para refrescarse, todo eran sonrisas y alegrías.
- Jajaja, no para...para esta fría – mientras intentaba protegerse de la constante agua que su amigo le lanzaba con la mano – quieres guerra?, esta bien...ahora veras – le dijo con tono traviesa y empezando a forcejear a su amigo que estaba en la orilla.
- No...espera...mi ropa – mientras intentaba no caer dentro del agua por los constantes empujones y trabas que le hacía con los pies – jajaja y ahora que hago?, me has mojado la ropa – mirándose de sentado en el agua – ahora tenemos que esperar a que se me seque la ropa.
- Jajaja, y cómo lo harás?...no has traído bañadores – le preguntó satisfecha de haber mojado a su compañero.
Ese recuerdo le provocó una breve sonrisa, ya que luego recordaba que ya no podrían volver hacer nada parecido.
Lo recuerdas? - preguntó, siguiendo con la mirada perdida entre ese cielo – ese día fue genial...aunque te quitaste la ropa y te quedaste en ropa interior y por querer hacer el macho, sufriste algunas quemaduras en la espalda por el sol...jajaja – riendo de su último comentario y recordando como era su personalidad – luego usaste eso contra mí para que me quedara a tu casa – su sonrisa se volvió en un rostro triste, su corazón estaba acelerado y agacho la mirada para observar la luz de la luna que reflejaba el mar.
- Siempre estuviste a mi lado, cuando me peleaba con una amiga; o me iban los estudios mal, no importaba lo que fuera que me tenia triste...siempre estabas allí para ayudarme – arrodillándose en la arena y con las manos en la cara – te hecho tanto de menos...tanto, tanto, tanto...te quiero mucho – sus llantos sonaban a desesperación.
Pasa
las noches en vela
recordando ese amor que ya no va a volver,
camina sobre la arena del mar
mientras las olas acarician sus pies...
Su
mirada está triste,
mirando al cielo se pregunta porqué no le dio
tiempo a disfrutar sólo un poquito más de él...
Y
dicen que él es un ángel de cristal
que la ilumina cada noche y que con ella suele pasear.
Él se conforma con mirarla
ella no sabe que a su lado está
y que nunca la abandonará,
su amor por siempre vivirá.
Puede
sentir los abrazos
de la brisa del mar como se los daba él.
- Te extraño tanto – hablando en voz alta por si misma, con un tono de desesperación – no pude despedirme de ti, ni darte las gracias por todos esos momentos felices que me diste como amigo – cerro los ojos y se puso a recordar uno de los días más divertidos que paso con él.
En su cabeza le vino a la mente un día caluroso de verano en el que ella y él fueron a la playa para refrescarse, todo eran sonrisas y alegrías.
- Jajaja, no para...para esta fría – mientras intentaba protegerse de la constante agua que su amigo le lanzaba con la mano – quieres guerra?, esta bien...ahora veras – le dijo con tono traviesa y empezando a forcejear a su amigo que estaba en la orilla.
- No...espera...mi ropa – mientras intentaba no caer dentro del agua por los constantes empujones y trabas que le hacía con los pies – jajaja y ahora que hago?, me has mojado la ropa – mirándose de sentado en el agua – ahora tenemos que esperar a que se me seque la ropa.
- Jajaja, y cómo lo harás?...no has traído bañadores – le preguntó satisfecha de haber mojado a su compañero.
Ese recuerdo le provocó una breve sonrisa, ya que luego recordaba que ya no podrían volver hacer nada parecido.
Lo recuerdas? - preguntó, siguiendo con la mirada perdida entre ese cielo – ese día fue genial...aunque te quitaste la ropa y te quedaste en ropa interior y por querer hacer el macho, sufriste algunas quemaduras en la espalda por el sol...jajaja – riendo de su último comentario y recordando como era su personalidad – luego usaste eso contra mí para que me quedara a tu casa – su sonrisa se volvió en un rostro triste, su corazón estaba acelerado y agacho la mirada para observar la luz de la luna que reflejaba el mar.
- Siempre estuviste a mi lado, cuando me peleaba con una amiga; o me iban los estudios mal, no importaba lo que fuera que me tenia triste...siempre estabas allí para ayudarme – arrodillándose en la arena y con las manos en la cara – te hecho tanto de menos...tanto, tanto, tanto...te quiero mucho – sus llantos sonaban a desesperación.

recordando ese amor que ya no va a volver,
camina sobre la arena del mar
mientras las olas acarician sus pies...


mirando al cielo se pregunta porqué no le dio
tiempo a disfrutar sólo un poquito más de él...


que la ilumina cada noche y que con ella suele pasear.
Él se conforma con mirarla
ella no sabe que a su lado está
y que nunca la abandonará,
su amor por siempre vivirá.


de la brisa del mar como se los daba él.
La
luna no quiere verla llorar,
cierra los ojos y suspira a la vez.
Y
sentada en la orilla, escribe versos dedicados a él.
Muy temblorosa al terminar,
le marca un beso en el papel...
cierra los ojos y suspira a la vez.


Muy temblorosa al terminar,
le marca un beso en el papel...

Al
mirar al cielo ve como pasa a una gran velocidad una hermosa estrella
fugaz y ella con lagrimas en los ojos...
- Ojala pudiera verte por última vez – agachando su mirada en la arena, mientras que las olas mojaban su vestido – aunque sólo fuera para despedirme.
De pronto algo la dejo helada, su corazón había dejado de latir por unos instantes y su piel se había erizado, los ojos se le habían abierto como platos al escuchar una voz que no era posible que fuera real.
- No llores, ahora tienes la oportunidad de hacerlo – le dijo una voz cálida y tierna.
Tenia miedo de levantar la vista y ver que todo había sido una mala pasada de su imaginación, al hacerlo se quedo inmóvil...un chico con el pelo castaño y los ojos marrones estaba flotando en el agua con sus pies, unas relucientes y hermosas alas hacían juego con el aura blanca que lo rodeaba, y aquella túnica blanca con su morena piel era un regalo para la vista.
- Eres tu?...De...de verdad eres tú?...Cómo? - dijo con voz temblorosa y un agudo dolor en el pecho.
- Ojala pudiera verte por última vez – agachando su mirada en la arena, mientras que las olas mojaban su vestido – aunque sólo fuera para despedirme.
De pronto algo la dejo helada, su corazón había dejado de latir por unos instantes y su piel se había erizado, los ojos se le habían abierto como platos al escuchar una voz que no era posible que fuera real.
- No llores, ahora tienes la oportunidad de hacerlo – le dijo una voz cálida y tierna.
Tenia miedo de levantar la vista y ver que todo había sido una mala pasada de su imaginación, al hacerlo se quedo inmóvil...un chico con el pelo castaño y los ojos marrones estaba flotando en el agua con sus pies, unas relucientes y hermosas alas hacían juego con el aura blanca que lo rodeaba, y aquella túnica blanca con su morena piel era un regalo para la vista.
- Eres tu?...De...de verdad eres tú?...Cómo? - dijo con voz temblorosa y un agudo dolor en el pecho.
- Así es, los de arriba me
dieron permiso para despedirme de ti, verte todo este año desde mi
accidente, llorando y paseando en solitario en esta playa con la que
tan buenos momentos pasamos, les hizo ver lo cruel que había sido
nuestra separación – le dijo con una cálida sonrisa y enviando
una mirada al cielo y volviendo a poner la mirada en su querida
amiga.
La muchacha se levantó del suelo
y hecho a correr dentro del mar mientras gritaba el nombre de su
querido amigo...al llegar al lado suyo se abalanzó a su pecho, el
gesto fue respondido por un cariñoso abrazo.
- Te he extrañado tanto...te
necesito a mi lado – agarrándose con fuerza a la túnica blanca y
echándose a llorar a su pecho mientras lo apretaba contra ella con
miedo a que desapareciera sin decir nada.
- Siempre he estado a tu lado y
siempre lo estaré – apoyando su cabeza a la de su amiga con una
sonrisa – pero no quiero que sigas llorando al recordarme, quiero
que sigas con tu vida feliz y abriendo el corazón a alguien...yo
seguiré estando a tu lado...pase lo que pase – separandola de su
cuerpo y mirándola con ternura.
- No quiero que te vayas –
suplicándole con tristeza – nunca he podido agradecerte todo lo
que has hecho por mi, siempre me has cuidado como si fuera tu
hermanita, protegiéndome y dándome cariño cuando más lo
necesitaba.
-
Ya me lo has agradecido – poniendo una mano en la barbilla de ella
para levantar su rostro – todo el cariño que me has dado en tus
recuerdos; en tus sueños; en tus lagrimas y en todo lo que
vivimos...eso me hace muy feliz y eso mismo es lo que ha hecho que
hoy haya podido verte...tienes que saber que solo muy pocas personas han
tenido esta oportunidad – de pronto vuelve a mirar al cielo y la
mira a ella con una sonrisa mientras le quita las lagrimas de sus
mejillas – debo irme...ya es la hora.
- Desearía que te quedaras – le dijo con lagrimas en las mejillas, pero con una plenitud en su interior de paz y alegría.
- Lo sé – le dijo con una sonrisa y con una primera lagrima que recorría su mejilla – prometeme que a partir de ahora seguirás tus sueños y lucharás por lo que quieres y sobretodo encontrarás un amor – le dijo con unas risas.
- Ya sabes que nunca he sido buena en amores – devolviendole una sonrisa.
Jajaja...es cierto, pero algo me dice que eso va a cambiar más pronto de lo que crees – señalando con su mano detrás de su amiga a un joven.
- Señorita, que hace en el agua?...cogerá un resfriado – le dijo un chico alto, con pelo largo y oscuro...y con una manera de hablar muy cordial.
- Jajaja...ve con él...parece preocupado por ti...ahora debo irme – mientras empezaba a difuminarse en el aire – yo siempre estaré a tu lado aunque no puedas verme – hasta que ya no quedo rastro de su querido amigo, ni de la luz que desprendía.
- Te lo prometo...a partir de ahora te recordare con felicidad – mirando al cielo con una sonrisa y secándose las lagrimas al oír el ruido del agua al acercarse aquel joven.
- Esta bien, señorita? - le preguntó con tono caballeroso.
- Sí...solo contemplaba la luna – le dijo con una sonrisa.
- Ah, ya veo – mirando hacia el cielo – la verdad es que tiene razón...esta noche es muy bonita, aunque la gripe que vamos a coger los dos mañana, no sera tan bonita – acabando con unas risas.
- Jajaja, perdona...no quería preocuparle – cruzando su mirada con la del chico por unos momentos – la verdad ahora tengo frío.
- Tenga mi chaqueta – le dijo, ayudándola a ponérsela.
- Gracias – le dijo sonriente y asombrada de lo caballeroso que era el chico.
- Sabe que es lo mejor para el frío?...un buen chocolate caliente...me encanta el chocolate, le apetece tomar uno conmigo? - le preguntó en la orilla mientras recogía los zapatos suyos y de los de la chica.
- La verdad es que sí – le dijo sonriente y mirando por última vez en esa noche al cielo.
- Desearía que te quedaras – le dijo con lagrimas en las mejillas, pero con una plenitud en su interior de paz y alegría.
- Lo sé – le dijo con una sonrisa y con una primera lagrima que recorría su mejilla – prometeme que a partir de ahora seguirás tus sueños y lucharás por lo que quieres y sobretodo encontrarás un amor – le dijo con unas risas.
- Ya sabes que nunca he sido buena en amores – devolviendole una sonrisa.
Jajaja...es cierto, pero algo me dice que eso va a cambiar más pronto de lo que crees – señalando con su mano detrás de su amiga a un joven.
- Señorita, que hace en el agua?...cogerá un resfriado – le dijo un chico alto, con pelo largo y oscuro...y con una manera de hablar muy cordial.
- Jajaja...ve con él...parece preocupado por ti...ahora debo irme – mientras empezaba a difuminarse en el aire – yo siempre estaré a tu lado aunque no puedas verme – hasta que ya no quedo rastro de su querido amigo, ni de la luz que desprendía.
- Te lo prometo...a partir de ahora te recordare con felicidad – mirando al cielo con una sonrisa y secándose las lagrimas al oír el ruido del agua al acercarse aquel joven.
- Esta bien, señorita? - le preguntó con tono caballeroso.
- Sí...solo contemplaba la luna – le dijo con una sonrisa.
- Ah, ya veo – mirando hacia el cielo – la verdad es que tiene razón...esta noche es muy bonita, aunque la gripe que vamos a coger los dos mañana, no sera tan bonita – acabando con unas risas.
- Jajaja, perdona...no quería preocuparle – cruzando su mirada con la del chico por unos momentos – la verdad ahora tengo frío.
- Tenga mi chaqueta – le dijo, ayudándola a ponérsela.
- Gracias – le dijo sonriente y asombrada de lo caballeroso que era el chico.
- Sabe que es lo mejor para el frío?...un buen chocolate caliente...me encanta el chocolate, le apetece tomar uno conmigo? - le preguntó en la orilla mientras recogía los zapatos suyos y de los de la chica.
- La verdad es que sí – le dijo sonriente y mirando por última vez en esa noche al cielo.

que la ilumina cada noche y que con ella suele pasear.
Él se conforma con mirarla,
ella no sabe que a su lado está
y que nunca la abandonará,
su amor por siempre vivirá.
