15 de julio de 2013

Una Enfermedad no nos separará 13ª Parte





Dan al ver a su novio nervioso y ruborizado por la situación, le dio la espalda para poner el tapón a la bañera y prepararla con agua templada para ambos, mientras la bañera se llenaba aprovechó para volver a fijarse en su chico, el cual se había acercado y abrazado a su espalda en el momento que le había quitado los ojos de encima.

- ¿Estás nervioso? - le preguntó por primera vez sin sonrisas ni bromas lujuriosas, contemplando los ojos de Rikimaru que lo miraban lleno de dudas.

- Un poco – admitió el castaño, posando la mano en el pecho de su amigo.

- Si no estás seguro de querer hacerlo, simplemente podemos bañarnos – le dijo con sinceridad y agarrándolo por la cintura suavemente – entiendo tu postura en estos momentos, es tu primera vez y además hay lo de mi enfermedad que puede darte algo de miedo.

- No es eso Dan, es que... - no sabía como acabar la frase, pero con todo el coraje que había reunido se lo dijo sin tapujos – no quiero decepcionarte, ni siquiera se como poner esto – echando una mirada al preservativo.

- No te preocupes por eso – le dijo con una sonrisa mientras acariciaba su rostro con una mano – ya me lo pondré yo cuando llegué el momento – el vapor del agua empezó a humedecer sus pieles y cubriendo todo el baño, mientras empezó a tocar a su chico de pelo oscuro con suaves caricias por todo el cuerpo para conseguir que se relajará y no estuviera tan tenso – jamás podrías decepcionarme Rikimaru, sólo tu presencia es el mejor regalo que podría haber tenido en la vida.

Cuando pudo ver que su amigo respondía a las caricias que le daba y se encontraba más relajado, le dio un delicado beso como si en aquel beso le estuviera poniendo la mayor de las delicadezas para que se sintiera protegido por él, intentando hacerle entender que no le haría nada que lo pudiera perjudicar, que lo era todo en su vida. En cuanto Rikimaru empezó a tocarle sus partes intimas como señal de que no podía controlar sus impulsos al ser su primera vez sin impedimentos, el rubio le metió mano bajándole la única prenda que lo separaba de aquel miembro, invitando seguidamente a que su amigo le hiciera lo mismo, llevando sus manos a cada lado de su cintura para que bajara con él su ropa interior.

Dan entró en la bañera, parando el grifo al estar casi llena ayudando a entrar a Rikimaru cogiéndolo de una mano para que no hubiera un posible resbalón, ambos empezaron a acercar sus rostros y sus labios hasta el punto de que podían sentir la exhalación fogosa del otro, uniéndose al cabo de unos segundos en un bufete lleno de caricias y besos por el cuello, hombros y pecho abriendo camino a la lujuria que iba creciendo en el interior de los dos.

Pasaron unos minutos cuando Dan se sentó con el agua hasta el cuello e invitó a su compañero a ponerse de rodillas rodeando sus piernas y manteniendo las nalgas fuera del agua, estando ambos apenas unos escasos centímetros de tocarse con los rostros, Rikimaru sonrojado por la excitación que le provocaba poder tocar con sus manos la desnudez completa de su chico, cogió el jabón para empezar a asear todo el cuerpo del rubio mientras entretenía su boca con la de su compañero, a la vez que éste agarraba ambos penes y apretándolos el uno contra el otro los masturbaba y acariciaba de forma lenta para empezar a entrar en acción de un momento a otro, ya que su objetivo no era correrse de esa forma.

Cuando Rikimaru se quedo satisfecho con el aseo que le había dado a su novio a la vez que había intentado contener los primeros espasmos por el roce de sus partes con las de el rubio, éste hizo lo mismo empezando a asear a su chico a la vez que éste asumía ahora y por primera vez el control de la marcha de aquellos manoseos, con ganas de hacer salir la pasión encerrada de ambos de manera desbordante. De pronto las manos de Dan empezaron a agarrar las nalgas de el castaño apretándolas hacia él, obligando a su compañero a acercar sus labios que fueron atendidos como se merecían, hasta que Rikimaru fue sorprendido cuando el dedo corazón de su chico entró en su ano, provocando un orgasmo mezclado con un suspiro de un dolor agudo y fino al encontrarse tenso.

- Relájate – le susurró a la oreja con un tono suave y estimulado por la mano de su amigo que se encontraba bajo el agua haciendo su papel.

Rikimaru escuchó el consejo y así como iban pasando los segundos la penetración de un dedo paso a ser de dos, metiendo el dedo índice y con la ayuda del agua de la bañera haciendo que la dilatación fuera más rápida y fructífera, intentando calmar esas ganas de ponerse a decir el nombre de su chico a los cuatro vientos y así sacar aquel ardor que iba creciendo inconsolablemente en su interior. La respiración acelerada que podía sentir al lado de su oreja de su amigo, le dio a entender que sus dedos ya habían dilatado lo suficiente aquel ano, parando de golpe llamando la atención de Rikimaru, haciendo que aquellos segundos que pasaban mientras se colocaba el preservativo su compañero entrará en anhelos de que volviera a sentarse para seguir con aquella inexplicable sensación de bien estar completo.

Cuando todo estaba de nuevo preparado, Dan se sentó más en medio de la bañera haciendo poner de pie a su chico.

- Ahora siéntate encima de mi Rikimaru, - éste sin ya poder contener sus impulsos de aquella espera que le había parecido infinita, obedeció sin pensárselo dos veces, bajando despacio mientras el órgano del rubio iba introduciéndose con facilidad dentro de su compañero, provocando primero un rostro de incomodidad en la cara de el castaño, pero acabando una vez sentado encima de su compañero una enorme explosión de deseo carnal – mu...muévete – le dijo con un susurro entrecortado por un arrebato de placer.

El pasivo mientras cabalgaba encima de los muslos del otro, éste pasaba con la mano la poca agua que cogía para quitarle el jabón, pasaron los minutos cunado Dan ya no podía seguir estando quieto sin llevar acabo el papel de dominante, cogiendo inmediatamente con ambas manos la cintura de su amigo y tomando el relevo para ser él, el causante de aquellos orgasmos que intentaba refrenar en su garganta.

Rikimaru al ver que era ahora el otro el que lo embestía desde la misma postura de sentado, penetrándolo con más fuerza y cortando su respiración al intentar coger aire y resultarle complicado al gozo que estaba sintiendo en aquellos maravillosos momentos, que no deseaba que acabaran nunca. El rubio se abalanzo a por el cuello de su chico para tener un mejor agarre de su cuerpo, al cual éste respondió de la misma forma, atrapando el cuello del dueño de su cuerpo en aquellos momentos, ya que no había otra cosa que deseara más que entregar su cuerpo virgen a aquel que amaba, y ese sin ninguna duda era Dan.

- No te reprimas...aaahhh...ahora no están mis padres para escucharte, – le susurro a la oreja, al percatarse que Rikimaru hacia su mejor esfuerzo para no soltar aquellos orgasmos que intentaban salir, haciendo que cada vez sus brazos abrazaran con más fuerza el cuello de Dan – no te contengas.

Aquella frase cogió de imprevisto al castaño ya que se había dado cuenta de que su esfuerzo por contener sus emociones había sido descubierto, y aunque le daba vergüenza la idea de no contenerse, sabía que de cada vez la cosa estaba más difícil sobretodo en aquellos momentos en que Dan se había dado la libertad de dejar libre una de sus manos para masturbar las partes de su amigo que rozaban su ombligo. Esa excitación extra que se había sumado a su placer, sin duda fue la gota que colmo el vaso, cogiendo al rubio por lo hombros y dejando un espacio entre sus cuerpos, inclinando su cabeza hacia atrás.

- Aaaahhh, Dan...me cuesta respirar...e-es ge-genial - soltando todo aquello que sentía y pensaba desde el primer momento que aquello había empezado, tenía algo de miedo que alguien interrumpiera aquello, sabía que eso no era posible o había muchas posibilidades de que así fuera, aunque era normal que algo de preocupación tuviera en su interior, lo que hacía era ni más ni menos que tener sexo con el hijo de la casa a la que le habían invitado por primera vez – aaahhh...mmmm...aaafffff...Da-Dan, no pares – aquellas súplicas de su compañero hicieron que sus embestiduras fueran más rápido, poniendo más tensos ambos cuerpos entrando en la fase final de aquella experiencia.

- ¿Aún quieres ser el activo? - no sabía a que venía exactamente esa pregunta, lo más seguro que era la curiosidad para saber hasta que límite le hacía gozar.

- Aaaaauuuffff...mmmm...no, no quiero ser activo, sólo quiero ser tuyo...todo...todo tuyo – sin duda la respuesta a su pregunta estaba más que clara, y ver que la respuesta no había tardado mucho en salir, hizo que el rubio pusiera toda su alma al final del encuentro, pasando sus manos por debajo las axilas de Rikimaru y agarrando con fuerza por detrás de los hombros para empujarlo lo más bajo que le era posible y así penetrarlo hasta el máximo – ¡¡me...me...me voy a correr!! - grito poseído por completo de aquel afrodisíaco, soltando toda su descarga manchando a ambos sus pechos al encontrarse el miembro de Rikimaru en medio.

Al cabo de unos pocos segundos de diferencia Dan termino con su descarga y a pesar de que llevaba protección, Rikimaru pudo notar perfectamente como algo muy caliente había surgido de la nada provocando en su ano un extra de toda aquella lujuria descargada entre ambos.

Aunque iban sobrados de tiempo, después de aquello y el descanso que habían tomado durante unos minutos con Rikimaru recostado en el pecho desnudo de su compañero, escuchando el latir desenfrenado de su corazón y pudiendo notar perfectamente como iban sus pulsaciones volviendo a la normalidad, mientras que Dan se había dedicado a descansar sus músculos del esfuerzo y acariciando el cabello oscuro de su niño rendido del agotamiento y placer.

Salieron del baño y al acabar de vestirse cogieron las cosas para el colegio y fueron directamente a clase, recordando Rikimaru que después de las ocho horas que ahora les esperaban a ambos, luego llegaría la hora de su acampada los dos solos en aquella montaña misteriosa para él.

Sin duda el tiempo de las primeras horas antes de salir al patio, pasaban volando para Rikiamru y aquello no se debía por que las clases de repente hubieran sido más divertidas, por algún motivo que no llegaba a entender, en el más mínimo descuido la mente de el castaño volvía en aquel baño donde había pasado sus mejores minutos de toda la vida. Aunque el tiempo pasaba sin darse cuenta, aquello tenía sus consecuencias pues sin que pudiera evitarlo notaba como su miembro reaccionaba a sus recuerdos, haciendo muy embarazosa la situación, comprendiendo que tenía que intentar mantener aquellos lujuriosos actos lejos de cabeza para así evitar esa situación.

El primer patio llegó, dando un descanso a Rikimaru por aquellas nuevas reacciones que estaba experimentando. Aunque se fueron al mismo lugar de siempre y hablaron sobre lo que iban a hacer arriba de la montaña, Rikimaru pudo notar como algo también rondaba la cabeza de Dan, aunque sin saber si se trataba de lo mismo, pero el tener que repetir las cosas unas cuantas veces por el despiste que llevaba y con el rostro de estar sumergido profundamente en ello, hizo preocupar al castaño un poco, pero al pensar que debían ser manías suyas o algún efecto secundario a todas aquellas intensas emociones que había vivido anteriormente decidió que era mejor no molestarlo por un absurdo como aquel.

La hora del descanso había terminado y era hora de volver a la clase, pero las horas siguientes no fueron tan agradables como había deseado Rikimaru, su compañero desde que habían vuelto no dejaba de mirarlo por el rabillo del ojo sin decirle nada, sin una expresión con la que Rikimaru podía identificar su estado de animo, aunque sabía que no le hacia falta gran cosa para tenerle preocupado, no podía evitar pensar que si su actitud tenía que ver con lo ocurrido por la mañana, ¿había hecho algo que incomodara a Dan sin darse cuenta?, ¿es qué no había estado a la altura esperada por Dan?, aunque tenía en mente las palabras que le había dicho el rubio sobre él << jamás podrías decepcionarme Rikimaru, sólo tu presencia es el mejor regalo que podría haber tenido en la vida>>, le era imposible descartar aquella posibilidad y eso verdaderamente le deprimía, aunque no tenía ninguna intención de comerse la cabeza otra vez por lo que podría ser una tontería, no sabía cuando lo había decidido pero a partir de ese día iba a contarle todo a Dan y confiar completamente en él, si es que había habido algún momento en que no confiara con él.

En los dos cambios de clase que hubo en las tres horas antes de salir al segundo patio, cada vez que intentaba tener un momento a solas para hablar con Dan, era estropeado por algún alumno de la clase que los miraba con curiosidad a la vez que con la frialdad de aquel rechazo continuo como si fueran unos bichos raros o la profesora se presentaba en el momento menos oportuno, como si por capricho del destino estuviera decidido de no dejarle hablar con su chico sin antes haberse ido la confianza en si mismo que tanto le había costado reunir. Por suerte el segundo patio estaba cerca y aquel seria el momento en que iba a aprovechar para aclarecer sus dudas.

Ya habían salido cuando Rikimaru tuvo que realizar una urgencia inesperada que sólo podía hacer él, Dan insistió en esperarlo fuera de los baños pero las miradas de los alumnos y los rumores que circulaban ya en la clase eran suficientes para él y no quería que la cosa fuera a peor, así que le dijo que lo mejor era encontrarse en la parte trasera del instituto como siempre. Pasaron unos minutos y fue a reencontrarse con Dan, cuando lo vio entretenido leyendo el diario semanal de el centro, el cual estaba hecho por los mismos alumnos dónde publicaban puro chismes y noviazgos que había en el mismo centro, y posibles fiestas que hubiera aquel fin de semana en algún pueblo cercano o que diera algún alumno en su casa, para Rikimaru aquel diario era pura tontería y le tenía cierto rencor pues ya habían publicado cosas sobre él anteriormente, titulares que recordaba como: <<Rikimaru, un alumno misterioso>>; <<La soledad es normal en un alumno de 4t de la ESO>>, donde seguidamente se ponían a hacer suposiciones sobre el por qué siempre estaba apartado de los demás, o cosas tan absurdas de que practicaba la magia negra o estaba en algún tipo de secta, dónde pasar desapercibido era una de las reglas más importantes.

Al ver al rubio tan entretenido con ese diario, decidió sentarse a su lado y dejarle leer un momento mientras él aprovechaba el tiempo para ver cómo podía empezar la conversación.

- Dan, ¿te puedo preguntar algo? - le dijo, intentando controlar la situación convenciéndose de que era algo normal lo que le quería preguntar, ya que ahora eran pareja y la confianza entre ellos era importante.

- Bueno, ahora mismo ya has realizado una pregunta, creo que otra no me hará daño – sonrió, dejando de leer para poner la vista en el rostro de su chico - ¿qué quieres saber? - le preguntó, con un tono que Rikimaru hubiera pensado que sino fuera porque la gente no puede leer la mente, aquel rostro que Dan le había puesto, ya sabía lo que le iba a preguntar, aunque aquello le sorprendió sabía que no era buena idea alargar aquella conversación, así que decidió que lo mejor era ir al grano.

- Era sobre lo de esta mañana – le dijo sin tapujos, aunque sonrojándose al ver la sonrisa de lado a lado de su compañero en el rostro, - te he visto muy callado en clase y no has dejado de mirarme con una expresión, como si estuvieras en las nubes pensando en algo...me preguntaba – callando de golpe al ver aquella sonrisa bromista y pícara en el rostro del rubio que se había acercado a él a apenas unos centímetros.

- Aja, y ¿qué quieres preguntarme? - le preguntó, mientras ponía la mano más cercana encima de uno de sus muslos.

- Oye, deja de hacer eso – agarrando la mano de su chico y empezando a acariciarla – me preguntaba...¿es qué he hecho algo mal en el baño que no te haya gustado? - acabando la pregunta con el corazón acelerado y no quería ni imaginar lo roja que estaba su cara.

- ¿Qué? - dijo incrédulo el rubio, sin poder evitar soltar unas risas al ver que Rikimaru era más inocente de lo que pensaba, lo que lo hacia también tan irresistible y gracioso con aquellas preguntas tan inesperadas – así qué creías que estaba en la nubes y raro por haber quedado defraudado con tu papel en la bañera... - soltando un soplido por la boca - ...sin duda eres increíble...¡ja!, no me lo puedo creer – le dijo, poniéndose la manos en la cara y empezando a sonrojarse, lo que le resultó extraño al castaño.

- ¿Por qué te sonrojas?, tampoco he preguntado ninguna tontería...vamos, dime la verdad ¿es por eso qué estabas tan callado y despistado? - le preguntó, poniéndose más nervioso al ver la sonrisa de su chico con aquella cara sonrojada y que estaba arrimándose cada vez más a él, siendo ahora Dan el que le cogía de la mano después de soltarse.

- ¡No! - sentenció el rubio con una sonrisa y afirmando con la cabeza – no exactamente por eso – añadió con una sonrisa apartando la mirada por unos momentos y mordiéndose el labio inferior.

- ¿Entonces? - le preguntó, extrañado al no entender ese comportamiento y con curiosidad al no saber si es que no había entendido alguna indirecta que le hubiera lanzado en estas últimas horas.

- Es cierto que estaba despistado y que no te quitaba ojo de encima, – clavando una mirada directa en aquellos ojos verdes en los que le resultaba muy fácil perderse – pero no es precisamente por estar decepcionado contigo, sino por todo lo contrario – riendo al ver como los colores subían en las mejillas del castaño – si he estado despistado es porque no podía dejar de pensar en lo bien que me sentía estando contigo, abrazándome y gimiendo mi nombre...estabas muy sexy – le dijo con picardía, a la vez que ponía la mano de Rikimaru encima de su pecho – ¿sientes como me late? - viendo como se limitaba a responder con una sacudida de cabeza afirmativa, vigilando que nadie estuviera por los alrededores – no puedes haber hecho nada mal, si apenas puedo evitar que se note... – haciendo una pausa, acercando sus labios al oído de su nervioso amigo – lo erecto que voy – viendo como la curiosa mano de Rikimaru descendía del pecho de su amigo para comprobar que el paquete estaba igual como lo describía el dueño, sin poder hacer nada a que su miembro también despertara y soltara un soplido, poniendo en guardia al rubio – vaya te has puesto cachondo, se que tienes ganas de hacerlo tendrás que ser paciente hasta estar a solas allí – señalándole con la mirada la montaña.

- Que putada – le respondió, mirando la montaña con deseos de estar en esos momentos allí, y comprobar que aquella queja había hecho reír a Dan.

- Venga, sera mejor que intentes disimular ese bulto – le dijo, el rubio con una sonrisa – y vale más que seas rápido, está a punto de acabar el patio.

- ¿Y cómo lo hago? - le preguntó desesperado, al ver una erección tan llamativa en sus pantalones poniéndose de pie al igual que su amigo y mirando desesperado su entorno a que alguien pudiera ver tal escena.


- ¿Por qué me lo preguntas a mi? - le preguntó, riendo al ver que su chico estaba muerto de vergüenza y recordando como su primera vez también le paso igual, aunque él se escapara de su antiguo colegio aquel día – tranquilo, lo primero de todo es no pensar en nada lujurioso – viendo como su chico le lanzaba un rostro de, <<¿y cómo hago eso si tu estás?>>, haciéndole reír aun más – aprieta tus muslos interiores contra el pene y relájate – empujando al chico a que empezará a caminar hacia las clases – e intenta no sonrojarte demasiado, eso llama mucho la atención – haciendo que su amigo parará de golpe al resultarle imposible tal tarea – tranquilo – añadió, volviendo a empujarlo a que siguiera el camino – así llamarás más la atención, además es normal que te pase esto, es tu primera relación que has tenido...y si alguien se burla de ti, yo te defenderé, así que no te preocupes que no creo que haya muchos chicos que se fijen en las partes intimas de otro chico, a excepción de nosotros – acabando las últimas palabras con un tono más bajo del que ya tenía.

Continuara... 

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